Los signos más evidentes de las personas violentadas son: moretones, lastimaduras y dolores en distintas partes del cuerpo; evasión, soledad, llanto, miedo, angustia, tensión…
La autoestima de las personas adultas mayores puede presentar un declive, que puede ser el inicio de un padecimiento repetitivo y difícil de romper.
Hay que denunciar la violencia física, ya sea como resultado de la desesperación, maldad o crimen, en contra de las personas adultas mayores.
Hay grados de depresión: leve, moderada y grave. Lo mejor es atenderla de manera integral, es decir, desde una aproximación psiquiátrica con medicamentos, así como aplicando la perspectiva psicológica y conductual.
La soledad no solamente es un estado natural y lamentable en el que caen o pueden caer muchas personas adultas mayores, sino que es un contrasentido para la calidad de vida de este grupo etario.
Hacer actividad física regular puede ayudarte a mantener fuertes tus habilidades para pensar, aprender y tener buen juicio con el pasar de los años. También puede reducir tu riesgo de depresión y ansiedad, al igual que ayudarte a dormir mejor.
Para señalar la importancia de la mente, basta con observar cómo superan las enfermedades quienes tienen una actitud más positiva, contra quienes se quejan todo el día.
Una de las propuestas para comenzar bien el año, en términos de salud emocional e intelectual, es no dejar de hacer cosas nuevas y pensar que sí las podemos realizar.
El estrés también es producto de un organismo que no está liberando suficientes energías, entonces vale la pena considerar rutinas de ejercicio más fuertes cuando uno se sienta menos preparado para enfrentar situaciones complicadas,
En términos de mejorar nuestra salud, hacer el experimento de tener doce objetivos, uno al mes, es un reto que sólo nos puede hacer bien y no perdemos nada con intentarlo. Eso sí, como siempre, recomendamos consultar a un profesional de la salud por cualquier cambio que se desee hacer.
Como lo señaló Charles Darwin, tanto orgánica, intelectual y psicológicamente, el movimiento es la esencia del proceso evolutivo. Y, sin embargo, entre más edad se tiene resulta más complicado el movimiento.
La incontinencia urinaria se puede revertir, y para ello debe de ser atendida. Es un problema natural y controlable en personas adultas mayores, quienes han perdido fuerza en el piso pélvico o esfínteres, lo cual no debe avergonzarnos nunca.
Las personas adultas mayores, con más razón, necesitan dormir las horas que requiera su organismo, y también es recomendable que lo hagan de la mejor manera para recuperarse y que durante el día tengan hábitos saludables que detengan los saldos desagradables de envejecer.
La salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social, y afecta la forma en la que pensamos, sentimos, actuamos, tomamos decisiones y nos relacionamos con las demás personas.
En la depresión clínica los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante semanas o más. Por su parte, en el trastorno de ansiedad se vive un miedo permanente, que puede ser abrumador.
La depresión clínica es una enfermedad grave y común que nos afecta física y mentalmente en nuestro modo de sentir y de pensar. Puede provocar deseos de alejarnos de nuestra familia, amigos, trabajo y escuela, causarnos ansiedad, pérdida del sueño, del apetito y falta de interés en realizar actividades que antes disfrutábamos.
Una de las tensiones que más agobia a la persona que está muriendo es justamente la despedida y el dolor de quien lo acompaña, por eso, una de las claves para aminorar su sufrimiento y que pueda retirarse con más paz, es darle permiso de irse.
Las personas adultas mayores están mucho más capacitadas para controlar y manejar el estrés que las jóvenes. Manejar el estrés es fundamental para tener una salud óptima y evitar sufrimiento emocional.
Se han hecho muchas investigaciones para saber si el estado emocional tiene consecuencias en la salud.
Invitado: Josafat Napoleón Sánchez Dávila
Médico geriatra y paliativista, Instituto Nacional de Cancerología