Muchas de las personas que hoy son adultas mayores vivieron en un país donde la expresión de una orientación no heterosexual, les limitaba. La vida como parte de la diversidad sexual obligaba a la clandestinidad, a la doble vida, y a condiciones que vulneraban los derechos humanos.
El reconocimiento a estos dos personajes de la cultura mexicana les llega en vida, cuando están activos y cuando su legado a México es indiscutible.
En Aprender a Envejecer, nos gusta informarles sobre el trabajo que seguimos haciendo las personas adultas mayores en este país, y en el teatro no somos la excepción.
Muchas vidas se han congelado, muchos corazones dejaron de latir ante la enfermedad, pero Susana Campos, con sus casi ocho décadas de vida, creó pinturas que muestran las diferentes etapas a las que el Parkinson la sometió.
Envejecer no es un delito, no es llegar al bote de la basura, pero hay muchas ideas falsas y prejuicios alrededor de esta etapa natural de la vida. Quienes nos miran con desprecio, en unos años pueden ser víctima de sus propias palabras.
Después de una exitosa protesta titulada “Soy viejo, no idiota”, contra el maltrato y las arbitrariedades de los bancos hacia las personas mayores en España, se ha propuesto un decálogo para atender y mejorar los servicios a esta población.
Es necesario que hoy todas aquellas mujeres que trabajamos por el bienestar femenino, recordemos que las mujeres adultas mayores también tenemos derecho a una vida digna, y por eso vamos a conmemorar el Día Internacional de la Mujer el próximo martes 8 de marzo.
El Concurso Nacional Literario “Memorias de El viejo y la mar”, invita a todas las personas mayores de 60 años a participar, en cualquier parte de la república mexicana.
La lectura tiene la capacidad de mejorar nuestra calidad de vida como personas adultas mayores, porque estimula nuestra imaginación y promueve la concentración, y eso es un buen entretenimiento para el cerebro: ayuda a lentificar el deterioro cognitivo.
Las personas mayores somos sujetas de derechos y tenemos que exigirlos. La espera pasiva parece que se acaba.
Cuando uno toma conciencia del envejecimiento y su significado, tiene dos grandes caminos: sumar todo lo bueno y lo nuevo que aparece en nuestra vida; o derrotarse, autovictimizarse, darse a la tragedia como única opción.
¿Qué agradecer en esta etapa de la vida? Los años vividos, todas las cosas que hemos aprendido, las personas que enriquecen nuestra vida, haber sobrevivido a la pandemia de Covid-19, entre muchas otras bendiciones.
Como dice Rosa Parks, “saber lo que hay que hacer disminuye el miedo”. Y nosotros ya sabemos qué hacer: no bajar la guardia. Continuar con el lavado constante de manos o el uso de gel, portar correctamente nuestro cubrebocas y mantener la sana distancia.
Las personas adultas mayores seguimos construyendo nuestros países. No borre nuestras historias, reconózcalas.
Las ideas han cambiado y hoy sabemos que, para tener calidad de vida en nuestra vejez, las relaciones con otras personas son necesarias.
Podemos influir en la forma en cómo envejecemos, mantenernos activos física, mental y emocionalmente augura una vejez con calidad de vida.
Muchas de nuestras melodías o canciones favoritas, además de producirnos placer, están archivadas con una buena dosis de recuerdos, lo que las hace importantes e influyentes en nuestra vida y estados de ánimo.
Escribir es liberador, terapéutico. Y cuando tenemos más de 60 años escribir nos estimula la memoria, crece nuestra capacidad neuronal y la de solucionar problemas. Escribir puede incluso liberarnos de algunas obsesiones.
Las caídas no forman parte del proceso normal de envejecimiento. Por eso hoy queremos sugerirle que antes de padecerlas, tome algunas medidas para evitarlas, sobre todo en casa.
El miedo es una emoción natural, todos los seres lo experimentamos, pero no debemos de permitir que se adueñe de nuestra vida. El problema no está en cuidarse, sino en creer que fuera de casa estoy totalmente vulnerable.