¿Por qué nos quieren tratar como niños? ¿Por qué piensan que ya no tenemos derechos? ¿De dónde sacan la idea de que ya no podemos administrar nuestro dinero? Por el viejísimo, por el edadismo.

¿Por qué piensan que no debemos de tener, que no debemos de ejercer, que no merecemos? Por el viejísimo, por el edadismo. ¿Y qué es el edadismo? La discriminación por razones de edad. Y ¿qué es el viejísimo? La discriminación por ser viejas o viejos.

Envejecer no es un delito, no es llegar al bote de la basura, pero todas las falsas ideas y los prejuicios alrededor de esta etapa natural de la vida lleva a muchas personas a tener conductas discriminatorias hacia las personas mayores: se limitan las ofertas de empleo, pues de antemano se supone que no tenemos habilidades con las nuevas tecnologías, que no las entendemos.

Quienes nos miran con desprecio, en unos años pueden ser la víctima de sus propias palabras. Maggie Kuhn, una de las primeras activistas norteamericanas en favor de las personas mayores, decía que la vejez “es el triunfo sobre todo tipo de vicisitudes y desilusiones, ensayos y enfermedades”. O como dice el maestro Murakami “a quienes tienen la suerte de librarse de morir jóvenes, se les privilegia con el preciado derecho de ir envejeciendo”.

Envejecer es un privilegio que no todas las personas valoran.

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