Este mes de abril le traemos algunas actividades para divertirse y salir de casa.
Tenemos que aprender a mirarlos, a mirarnos, con generosidad, entendiendo que el entusiasmo y la energía se manifiestan de muchas otras formas: con la constancia, el compromiso, la cercanía.
El próximo 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Esas mujeres que con su trabajo en el hogar contribuyeron a la economía del país, sin ninguna remuneración. Esas mujeres que llegan con gran desventaja a la vejez, sin jubilación. Ellas realizaron todo ese trabajo que hoy sabemos merece reconocimiento y pago.
Hoy le tenemos algunas sugerencias para seguir aprendiendo, participando y, por supuesto, divirtiéndose.
Cuidarnos, hacernos cargo de nosotras como personas mayores, tendrá repercusión directa sobre nuestra autoestima, pues nos vamos a sentir mejor además de que modelaremos para la familia una imagen positiva de esta etapa de la vida.
Este Cafecito les propone acción. Hoy es su momento de aprender a bailar y a actuar, no hay tiempo que perder, la acción evitará la clásica cantaleta: ¡ay, si yo hubiera…! No deje colgados sus sueños, mejor vívalos.
Contrario a lo que se pensaba en otros años, la actividad, el movimiento, la acción, prolongan favorablemente nuestra vida y van conformando un proyecto que nos dirá qué hacer y cómo, para dejar este mundo un poco mejor de cómo lo encontramos.
Escuchamos mucho que la vejez es un periodo lleno de pérdidas y enfermedad. Pero se les olvida reflexionar sobre un hecho importante: tenemos pérdidas y enfermedad a lo largo de toda la vida.
El edadismo reduce la calidad de vida de los adultos mayores, aumenta su aislamiento social y su soledad (ambos asociados a graves problemas de salud), restringe su capacidad de expresar su sexualidad y puede aumentar el riesgo de violencia y abuso contra las personas mayores.
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores contempla un total de 41 artículos, los cuales protegen los derechos de las personas mayores en un continente que, de acuerdo con la CEPAL, para 2040 vivirán más personas mayores que infantes.
Durante decenios se difundió la idea de que en la vejez ya no aprendíamos, ya no producíamos, ya no servíamos. Los tiempos han cambiado, y ahora que la población envejece más rápido que nunca y se vive más años, tenemos que cuestionar las creencias respecto al trabajo y las personas mayores.
Si antes se hablaba de pedagogía, la enseñanza para menores, hoy se hace imprescindible hablar de Geragogia, la enseñanza para las personas mayores.
En un informe de las Naciones Unidas, dice: “el edadismo reduce la calidad de vida de los adultos mayores, aumenta su aislamiento social y su soledad (ambos asociados a graves problemas de salud), restringe su capacidad de expresar su sexualidad y puede aumentar el riesgo de violencia y abuso contra las personas mayores”.
Hace tres años nació Aprender a Envejecer, revista dedicada a transformar los prejuicios que se tradujeron en maltrato, desempleo, enfermedad, miedo y autoabandono. Por fortuna, los avances científicos, sociales y las nuevas generaciones que llegan a la mayoría vital, han empezado a cambiar el concepto de raíz y a valorar la experiencia que se puede aprovechar al llegar a esta edad.
En el Día Mundial de la Salud Sexual, organizado por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS, por sus siglas en inglés), su lema para 2022 es ¡Hablemos del placer! Y además de hablar de ello, le invito a vivirlo.
Nos sorprenden, nos maravillan con sus hazañas las personas mayores que terminan sus estudios, destacan en el deporte o en otro aspecto de la vida cotidiana, quienes lo único que han hecho es seguir viviendo y haciendo lo que aman, contra un mundo que les dice que no podrán.
¿Qué ideas necesitaríamos para el mejoramiento de la vida de las personas mayores en nuestro país? ¿Qué hacer para que el trabajo de vida de las personas mayores sea reconocido y remunerado?
Nos interesa que el arte y la cultura llenen su corazón. Dese un tiempo para ir al teatro y disfrutar las puestas en escena que el gran actor mexicano, Mario Iván Martínez, recién llegado a la sexta década, nos presenta.
El edadismo, término que se usa desde 1969, es una forma de discriminación por edad que afecta directamente a las personas mayores, el cual se manifiesta de manera clara en el lenguaje cotidiano.
Muchas de las nuevas producciones cinematográficas hablan de volvernos a enamorar en la adultez mayor, de la vida sexual, de los dilemas ante la eutanasia y el suicidio asistido, de la necesidad de una cultura de los cuidados. Los nuevos argumentos cinematográficos ya no nos presentan como seres olvidados, sino como personas con futuro y esperanza.