La electromiografía de superficie (EMGs) es poco invasiva y bastante precisa cuando se requiere realizar un diagnóstico en casos de debilidad muscular y para identificar ciertos patrones motores comunes en personas adultas mayores, según estudios especializados[1].

Se le llama electromiografía al método o pruebas[2]:

“[…] funcionales de diagnóstico realizadas por neurólogos y neurofisiólogos con el objetivo de analizar la salud de los músculos y las células nerviosas (neuronas motoras) en cualquier parte de su recorrido, es decir, a nivel de las raíces de la columna cervical, a raíz del recorrido del nervio o donde el nervio se inserta con el músculo. También sirven para identificar enfermedades que afectan al músculo, es decir cualquier enfermedad que afecta el sistema nervioso periférico. […]

En algunos pacientes es importante detectar si existen “afecciones a los nervios y/o los músculos. Los resultados de esta prueba pueden revelar una disfunción nerviosa, una disfunción muscular o problemas con la transmisión de señales de nervios a músculos”[3].

La prueba no es dolorosa, aunque puede ser molesta y sirve también para detectar, de acuerdo con la misma fuente indexada, “debilidad muscular, movimientos involuntarios, hormigueo, entumecimiento y calambres”. La Clínica Mayo explica así el funcionamiento y procedimiento de la electromiografía:

“[…] Las neuronas motoras transmiten señales eléctricas que hacen que los músculos se contraigan. En la electromiografía se utilizan dispositivos diminutos denominados electrodos para traducir estas señales en gráficos, sonidos o valores numéricos que después interpreta un especialista.

Durante una electromiografía con aguja, un electrodo de aguja que se introduce directamente en un músculo registra la actividad eléctrica en ese músculo.

En un estudio de conducción nerviosa, otra parte de la electromiografía, se utilizan los electrodos adheridos a la piel (electrodos de superficie) para medir la velocidad y la intensidad de las señales que se desplazan entre dos o más puntos […]”.

 

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

 

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[1] https://revistacmfr.org/index.php/rcmfr/article/view/283/335
[2] Ibid.
[3] Idem.

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