Aprender a leer y escribir no sólo es conocer el alfabeto y comunicarnos a través él. Este aprendizaje se acompaña de otras habilidades: entender, identificar, interpretar, crear, calcular y desarrollar un pensamiento reflexivo, según la UNESCO. De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda del 2020, en México tenemos 1 millón 693 mil 443 personas adultas mayores que son analfabetas. Más del 30 por ciento de personas que no leen ni escriben tienen más de 65 años, y es a partir de esta edad que la estadística se dispara, y las mujeres y las personas de los pueblos originarios son la mayoría.
Por muchas razones hay miles de personas analfabetas, pero lo importante es destacar que todas las personas mayores pueden aprender a leer y escribir a través del servicio que nos ofrece el INEA, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos. Si usted desea concluir o iniciar su primaria o secundaria, el INEA es la opción ideal, que además es gratuito. Llegar a esta etapa de la vida sin haber concluido la educación básica no es motivo de vergüenza, sino una muy buena oportunidad. La edad no es un límite.
No me quiero despedir sin citar una afirmación de la física Rosalyn S. Yalow, “La emoción del aprendizaje separa a la juventud de la vejez. Mientras estés aprendiendo, no eres viejo.”
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