Plasticidad neuronal

La vida es un proceso de aprendizaje constante. Nuestro cerebro y nuestro sistema nervioso no son la excepción.

A principios del siglo XX Santiago Ramón y Cajal, para muchos el padre del conocimiento sobre las neuronas, estableció que el cerebro y el sistema nervioso humanos eran elementos inmodificables. Sin embargo, con el paso del tiempo y los nuevos estudios, estos conceptos han evolucionado.

Ahora se sabe que el cerebro, el sistema nervioso y las células que lo conforman, llamadas neuronas, pueden regenerarse y aprender nuevas funciones. A este proceso se le conoce como neuroplasticidad o plasticidad cerebral.

La Organización Mundial de la Salud define el término neuroplasticidad como la “capacidad que tienen las células del sistema nervioso para regenerarse, adaptarse y aprender después de estar sujetas a influencias patológicas ambientales o del desarrollo, incluyendo traumatismos y enfermedades.

Explicado de forma sencilla, la plasticidad neuronal representa la facultad del cerebro para recuperarse y reestructurarse, permitiendo con esto que una persona, sin importar su edad, pueda presentar cambios a nivel cerebral al momento de adquirir nuevos aprendizajes.

Así, la neuroplasticidad es la capacidad que tiene nuestro cerebro para reorganizarse y formar nuevas redes neuronales a lo largo de la vida.

Para entender mejor este proceso, podemos explicar que en muchos accidentes o lesiones, si un hemisferio del cerebro queda dañado, el hemisferio intacto puede asumir algunas de sus funciones.

Para que las neuronas puedan volver a conectarse se debe estimular al cerebro mediante la realización de nuevas actividades y la modificación de comportamientos. Este proceso permite a las personas aprender y desarrollar nuevas tareas, debido a que las neuronas se adaptan a los cambios del organismo y a sus circunstancias de vida.

¿Qué factores inducen a la plasticidad cerebral?

El ejercicio físico, la realización de nuevas actividades y de movimientos suaves y coordinados, conocidos como gimnasia cerebral.

La gimnasia cerebral favorece las conexiones entre neuronas y fortalece la coordinación entre los hemisferios del cerebro.  Esta gimnasia consiste en realizar movimientos que pueden ser simples, como girar las palmas de la mano, girarlos brazos uno en sentido contrario al otro, mover una ceja y luego la otra, o actividades como ponerse de pie, caminar, comer, alzar objetos. Con estos ejercicios el cerebro del adulto mayor generará nuevas conexiones entre las neuronas que facilitarán al sistema nervioso repetir ese tipo de movimientos en el futuro, así como mejorar la capacidad de retener información por un periodo de tiempo más largo, estimula la memoria y la habilidad para resolver problemas.

Estas actividades permiten a las personas de todas las edades, incluso a persona de edad avanzada, mantener la memoria y los recuerdos activos, así como mejorar la destreza mental.

Por todo lo anterior, es recomendable promover terapias de rehabilitación que fomenten la neuroplasticidad en los adultos mayores. La participación cotidiana del adulto mayor en actividades de coordinación adquiere gran importancia para la rehabilitación de las personas, y con ello mejorar la calidad de vida durante la vejez.

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