Estrés e inflamación
La molesta inflamación suele acompañar a otros padecimientos o enfermedades, a veces siendo ésta una reacción del cuerpo para combatir o alertar de la presencia de virus o bacterias, para que el sistema inmunológico opere de la mejor manera.
La palabra y los síntomas de la inflamación se relacionan con la hinchazón y, paradójicamente, es más fácil sanar si comienza un proceso desinflamatorio. En muchas ramas de la medicina alternativa suele ser prioridad mantener el cuerpo desinflamado.
La inflamación surge en el cuerpo humano “como respuesta a la infección o la lesión, diversas clases de glóbulos blancos se transportan por el torrente sanguíneo hasta el lugar de la infección y solicitan más glóbulos blancos. La inflamación suele ceder cuando la amenaza de infección o lesión desaparece. Por ejemplo, cuando una persona se corta o tiene gripe, la inflamación se usa para matar la bacteria o el virus que invade el cuerpo”[1].
La inflamación también puede producir dolor, enrojecimiento, calor, rigidez o pérdida de la movilidad, e incluso asociarse con fiebre.[2]
De acuerdo con estudios médicos más complejos, en algunas enfermedades crónicas o graves, como el estrés, la inflamación, la depresión y el dolor pueden formar una lamentable alianza[3]. Esto se debe al papel que juegan las citocinas durante las enfermedades, “un grupo de proteínas y glucoproteínas producidas por diversos tipos celulares que actúan fundamentalmente como reguladores de las respuestas inmunitaria e inflamatoria”[4].
La buena noticia es que muchas veces al estar relajados y de buen humor, alejamos esas inflamaciones asociadas al estrés.
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.
[1] http://espanol.arthritis.org/espanol/la-artritis/preguntas-frecuentes/pf-inflamacion/
[2] Ídem.
[3] http://reme.uji.es/articulos/numero28/article1/article1.pdf
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