Nuestro organismo puede crecer gracias a una hormona que se produce en la base del cerebro: la pituitaria, conocida como la hormona del crecimiento. Gracias a ella nuestros órganos, cuerpo, piel, etcétera, crecen paulatinamente y con cierto equilibrio.

Cuando se llega a la vejez, algunas personas adultas mayores tienen problemas con esta hormona, es decir, con la propia pituitaria, y el crecimiento no se regula normalmente, o bien, continúa o está desequilibrado. La hormona del crecimiento en personas adultas mayores debería regularmente retrasar o demorar el crecimiento celular.

“La deficiencia de la hormona de crecimiento suele causarse por un tumor benigno en la glándula pituitaria (adenoma pituitario), o por el tratamiento de un adenoma con cirugía o radioterapia”[1]. Algunas personas especialistas recomiendan –atención, siempre consultando a su médica o médico de cabecera, según sea su caso– inyectar hormona humana para que las y los pacientes puedan continuar haciendo ejercicio, tener mayor densidad ósea, aumentar masa muscular, disminuir grasa corporal. Sin embargo, los riegos y efectos secundarios que pueden ocasionar esas inyecciones ameritan una evaluación muy profunda por parte de las personas especialistas.

El gran problema de la hormona del crecimiento humana que se aplica a pacientes que no necesariamente están enfermos o tienen graves padecimientos, es que puede afectarles realmente la salud. Lo más recomendable siempre es, caso por caso, consultar con las personas expertas.

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.


[1] https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/healthy-aging/in-depth/growth-hormone/art-20045735#:~:text=Aunque%20parece%20que%20la%20hormona,beneficios%20a%20los%20adultos%20sanos.

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