Estrategias para dormir mejor

Con el paso de los años experimentamos cambios en nuestro organismo y hábitos de vida. Uno de esos cambios es la alteración del sueño.

De acuerdo con un estudio sobre alteraciones del sueño en personas adultas mayores, realizado por el doctor Carlos D’Hyver, especialista en Geriatría de la Facultad de Medicina de la UNAM, el sueño es un proceso fisiológico vital con funciones de restauración esencial para la vida.

D’Hyver señala que durante la vejez se está en riesgo de padecer una variedad de trastornos del sueño que van desde el insomnio hasta las alteraciones del ritmo circadiano, es decir, el reloj interno que le permite a nuestro organismo saber que debe dormir en la noche y estar despierto en el día. Una alteración en este ritmo provoca que una persona sienta somnolencia cuando necesita estar despierto y vigilia cuando necesita dormir.

Entre los factores que impiden un sueño reparador destacan los malos hábitos al momento de dormir y cambios propios del proceso de envejecimiento. Existen también factores sociales, económicos y psicológicos que van afectando al adulto mayor con el paso del tiempo.

Es muy común, por ejemplo, que durante la vejez se presenten cambios naturales en el reloj interno del cuerpo, lo que lleva a que algunas personas sientan sueño más temprano por la noche o que la necesidad de hacer siestas con más frecuencia durante el día.

Por otro lado, existen algunas enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardíaca, que genera la sensación de falta de aire en las noches y que hacen menos agradable el periodo de sueño en los adultos mayores.

También el uso de ciertos medicamentos, hierbas, suplementos o el consumo de café pueden exacerbar esta condición de sueño no agradable. Por ello recomendamos las siguientes estrategias que podrían ayudar a los adultos mayores a conciliar mejor el sueño:

  • En la medida de lo posible, ir a la cama a la misma hora todas las noches contribuye a que el cuerpo establezca una rutina.
  • Realice una sesión de relajación antes de ir a la cama, como tomar un baño, leer o meditar.
  • Limite los alimentos y las bebidas que contienen cafeína, incluyendo algunos tés y refrescos de cola.
  • Aleje el televisor de la habitación, o si prefiere arrullarse al tenerlo encendido, prográmelo para que se apague de manera automática.
  • Duerma en una habitación bien ventilada, pero evite el exceso de frío.
  • Elimine del ambiente cualquier molestia, como ruidos o exceso de luz. El ejercicio físico juega también un papel muy importante para mejorar la calidad del sueño.

De acuerdo con una publicación especializada de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, las personas mayores de 60 años que presentan trastornos del sueño tendrían mejoras al realizar terapias basadas en ejercicios físicos, como ejercicio aeróbico, pero se recomienda realizarlos en un horario alejado al momento de dormir. La duración de esta actividad depende de las condiciones físicas de cada persona.

Todas estas recomendaciones han demostrado beneficios en las personas para tener un sueño reparador.

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