La convivencia vecinal es quizá uno de los mayores problemas en la vida cotidiana. Se trata de comunicarnos y tener contacto, casi a diario, con personas que no escogimos nosotros, que tienen un universo de diferencias respecto de nuestros valores, educación, modos de ver la vida, prioridades, contextos, historia y biografías.

Los conflictos intervecinales incluso han sido motivo de estudios académicos serios que sugieren mediaciones específicas para resolverlos:

…A través de un estudio que tomó como lugar de observación la Dirección Municipal de Defensa al Consumidor y Relaciones Vecinales de Canto Gris, se propone trazar una relación analítica entre conflictos de proximidad tramitados en dicho ámbito –en el marco de la implementación de la mediación comunitaria como dispositivo de administración de conflictos– y la vecindad como un tipo de orden moral particular que se torna visible en este tipo de situaciones. La presencia de una serie de elementos que desbordan el motivo original declarado, que conduce a la tramitación del conflicto en la oficina local, da cuenta de un conjunto de valores asociados a una noción más amplia de vecino que son expresados por los actores, y ponen de relieve la dimensión moral de la vecindad. A través de un enfoque etnográfico y apoyado en la tesis central del conflicto de Gluckman, aportes centrados en la dimensión simbólica de los procesos sociales y desarrollos más recientes dirigidos a la comprensión de los conflictos en el contexto de dispositivos estatales de administración de conflictos, se propone conocer cómo operan tramas de significados sobre la vecindad en la tramitación estatal local de disputas en una ciudad media[1]

Dependiendo del problema que se tenga con personas vecinas, hay sugerencias para su posible solución. La primera es, desde luego, un intento pacífico, educado y respetuoso de exponer cuál es la molestia y por qué ocurre, así como procurar que se resuelva directamente.

Cuando esto no funciona y se trata de un régimen condominal, la ley prevé que la Asamblea de Condóminos puede intervenir tutelada por su presidente, para lo cual hay que estar inscritos ante la Prosoc (Procuraduría Social), así como tener en orden la administración del inmueble bajo esta modalidad.

En casos de emergencia o más inminentes por molestias o problemas específicos que impliquen intervención de autoridades policíacas, se debe de marcar al 089 para denuncias anónimas, y para casos de ruido contactar al 55 5242 5100, en la Ciudad de México[2].


[1] http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-31232020000300002

[2] https://www.c5.cdmx.gob.mx/canales-de-atencion-emergencias/089-denuncia-anonima

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