Toda una serie de propósitos normativos, legales, para empezar el año puede resultar en una vida llena de orden, armonía y estructura.

Un ejemplo clarísimo es estar al día con el pago de impuestos, pero sobre todo en términos contables, vivir sin deber nada y registrado ante el SAT cuando se están percibiendo ingresos.

Lo anterior llena de paz y certidumbre a la persona y la hace cívicamente adulta y responsable, así como sujeta a todo tipo de derechos que puede hacer valer y reclamar porque cumple con sus obligaciones.

Tener completamente claros cuáles son los contratos o servicios que se pagan, cuáles son las deudas que se tienen y de dónde surgen los ingresos, también es un propósito que tiene que ver indirectamente con una vida sistematizada y en orden que no desembocará en la comisión de delitos o conductas violatorias de la ley.

Rehacer o revisar los testamentos adecuándolos a las circunstancias puede ser un muy buen propósito legal, así como saber si se es candidata o candidato para donar algún órgano en caso de fallecimiento y dejarlo por escrito, si es el caso.

Otro de los propósitos idóneos debe ser regularizar o documentar la propiedad de sus bienes muebles o inmuebles y hacer las consultas necesarias para saber cuánto cuesta y si es un trámite factible. Tener estos documentos le podrá ahorrar a usted y a sus familiares muchas penas en casos de desastres naturales.

Dejar un listado con las personas que más confianza tenga, para poder localizar todos los documentos legales que se requieran en caso de que usted no esté, es una magnífica idea, y vale la pena incluir en ese documento toda la herencia digital, es decir, claves y contraseñas que tenga como usuario en redes.

Finalmente, es importante que sus documentos de identidad y tarjeta del INAPAM estén vigentes, así como, si su deseo es viajar, tener a la mano el pasaporte vigente, sus actas de nacimiento, sus comprobantes de vacunas contra el Covid-19 y, en su caso, actas de matrimonio o divorcio.

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