Las personas adultas mayores no están exentas de ser víctimas de delitos, sobre todo en contextos en los que el crimen organizado crece y tiene acceso a datos, vía redes digitales, que pueden vulnerar los derechos y la seguridad de éstas, quienes son más susceptibles por razones totalmente lógicas, pues no están acostumbradas al uso de los datos vía virtual o cibernética.

En general, para evitar ser víctimas de delitos hay algunas recomendaciones muy básicas, que en este caso podemos aplicar a las personas adultas mayores y sugerir a quienes se encargan de su cuidado:

Lo primero es no tener documentos, instrumentos y datos confidenciales accesibles a personas desconocidas o que no se les tiene plena confianza. Esto implica resguardar desde cuentas bancarias y sus formas de acceso, hasta las llaves de la puerta de sus casas.

En este sentido, vale la pena estar cambiando cerraduras, claves para entrar a bancos, documentos testamentarios y asesorarse sobre cómo pueden estar resguardados de la mejor manera. Así, también es importante tener al día el nombre de la persona a quien más confianza se le tenga, sobre todas las posesiones de valor.

Otro asunto importante es reservarse mucho la información íntima, privada, delicada, valiosa, saber que eso no puede estarse comentando, conversando o colocando a vistas, porque puede ponerse en riesgo la privacidad, la identidad y el patrimonio.

Una recomendación más, algo obvia pero relevante, es no invitar a gente desconocida a ser parte de la vida cotidiana o íntima. Es sumamente importante antes de eso, cerciorarse quiénes son, cuáles son sus intenciones, por qué son amistades en este momento y cuestionarnos cuál puede ser su interés en conocer nuestra vida.

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