El principal problema para enfrentar el tema del acoso y hostigamiento sexual en contra de las personas adultas mayores (además de los conflictos consustanciales para liberarnos de una vez por todas en las sociedades del acoso, abuso y hostigamiento sexual), es la negación del tema cuando se trata de personas mayores, de cierta edad. Es decir, se aplica este concepto llamado edadismo, que no es otra cosa que la esterotipificación y discriminación de las personas por su edad.

Dicho esto, se considera erróneamente que este grupo etario no está sexualmente vigente, ni los otros grupos etarios están interesados sexualmente en ellas o ellos. Así, el tema se evade, esconde, obstruye, no se investiga ni se habla o socializa y, no obstante, existe y lamentablemente crece, subsiste.

Sobre todo, en personas adultas mayores en situación de alta vulnerabilidad, por padecer alguna discapacidad o total dependencia de cuidadores y familiares, ocurre el acoso y el hostigamiento (comúnmente por parte de quienes están más cerca y debieran velar por su salud; como ocurre también con niñas y niños) sin que se denuncie fácilmente, castigue y suspenda este actuar.

El problema es considerado real y preocupante por las Naciones Unidas, muestra de ello es la siguiente cita del boletín informativo de la ONU[1]:

[…] Según Rosa Kornfeld-Matte “el mundo debe de estar más atento y reportar los casos sospechosos de abuso, ya que rara vez se detectan o denuncian, incluso cuando se producen señales claras de advertencia.

[…] El abuso sexual y la violación de personas mayores sigue siendo un tabú. Se mantiene en gran medida sin ser reportado y no detectado y, por lo tanto, invisible. Con el envejecimiento de nuestras sociedades se espera que este problema crezca dramáticamente. Sin embargo, sin suficientes datos, estadísticas ni estudios, no tendremos ni siquiera una estimación de las dimensiones involucradas”, aseguró la experta sobre el disfrute de todos los derechos humanos por parte de las personas mayores.

Nosotros podemos colaborar abriendo la ventana al tema, a su discusión, estando pendientes de que no suceda a nuestro alrededor y detectando conductas que puedan ser resultado de alguien que está siendo acosado o violentado sexualmente, y que no lo pueda manifestar como lo hacen otras personas.


[1] https://news.un.org/es/story/2019/06/1457811

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