Hablar de Nelson Carro es hablar de cine, y más específicamente, del cine de arte de excelente calidad y de culto. Uruguayo de nacimiento y mexicano desde su llegada a nuestro país en los años setenta, Carro comenzó su carrera trabajando en la Filmoteca de la UNAM, y desde 2007 hasta la fecha ha ocupado diversos cargos en la Cineteca Nacional, siendo hoy en día el responsable de la programación.

Conocido por su columna en Unomásuno en sus inicios, Carro ha dedicado su pluma a la investigación y análisis de directores, a la época de oro del cine mexicano y a la recuperación de la historia del emblemático director mexicano, Arturo Ripstein.

Entre las películas que han dejado huella en su vida, Carro mencionó en una entrevista ¿Quién le teme a Virginia Woolf? de Mike Nichols y El sirviente de Joseph Losey.[1] En esa misma ocasión comentó[2]:

“Y de cuando me metí al cineclub, siempre tendré en mente la primera función a la que fui: El desierto rojo (Il deserto rosso, 1964) de Michelangelo Antonioni. Fue como ver una verdadera pesadilla, no sé si yo no entendía nada o qué, porque me pareció en ese momento verdaderamente insoportable”.

 

Dentro de las obras de Carro se destacan El cine de luchadores (Filmoteca de la UNAM, 1984) y Alfredo Ripstein. Churubusco-Babilonia (El Milagro, 2007).

A modo de legado, con casi setenta años de edad, Carro comparte su perspectiva sobre cómo dedicarse a la crítica cinematográfica[3]:

“Si uno quiere escribir de cine o hacer cine, lo primero que tiene que hacer es ver mucho cine, en ese sentido, el conocimiento es fundamental, saber lo que se hizo antes y conocerlo, porque también es cuestión un poco de suerte: hay gente que le va mejor y hay gente que le va peor, pero cuando alguien sabe hacerlo bien, generalmente destaca de alguna manera”.

[1] http://correspondenciascine.com/2019/04/programar-para-el-presente-entrevista-a-nelson-carro/

[2] Ibid.

[3] Idem.

 

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