Cineasta, guionista y docente

64 años

María del Carmen de Lara es una cineasta feminista que inició su trayectoria hace 40 años, en 1981. “Los momentos históricos te marcan”, afirma la cineasta, al recordar desde cuando salió de casa de sus padres a los 18 años, en los setenta, cuando eso no se usaba; hasta hoy, tras dirigir y lograr convertir el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos en Escuela Nacional.

Formada en una escuela activa donde aprendió que “podía participar y abrir la boca”, perteneciente a una generación en la que las mujeres buscaban un lugar distinto en la sociedad, combinó sus estudios en Pedagogía con tres trabajos para mantenerse, como en el Centro de Capacitación Cinematográfica, donde surgió su interés por estudiar Cine. Señala que “quería ser fotógrafa, pero cargar cámaras de 12 kilos era muy difícil. Hoy la tecnología ha abierto muchas más posibilidades a las mujeres con cámaras ligeras y hasta un celular con el que se puede filmar, aunque no hacer Cine profesional.”

Entrevista para la revista Conla aa, en 2019:

Su carrera formal inició con la dirección y el guion del documental No es por gusto. La importancia de su cine reside en su visión feminista, pues su trabajo se ha enfocado en el cuerpo, los derechos y la lucha de las mujeres, por lo que desde la década de los setenta filmó cintas que buscaron retratar de manera respetuosa la vida de las mujeres en diversos contextos y situaciones.

En una época en que la imagen de las mujeres en el Cine estaba llena de estereotipos e imbuida de una visión patriarcal, su trabajo fue detonante para provocar en el espectador una mirada crítica y reflexiva sobre los derechos de las mujeres, por su énfasis en una visión de género, los cambios en el comportamiento sexual y la violación de los derechos reproductivos de las mujeres, utilizando los documentales como herramientas de denuncia.

Egresada del CUEC-UNAM, cursó estudios de posgrado en Cine Documental en el Instituto de Cine de Moscú, y Nuevas Tecnologías en la Universidad del Sur de California. Ha sido profesora por más de 20 años en la UAM Xochimilco, y profesora fundadora de la Maestría de Estudios Documentales CUEC-ENAP-UNAM. Dirigió y produjo documentales, ficciones y series en Calacas y Palomas, la compañía de cine y video que fundó con Leopoldo Best.

Fue directora del CUEC (hoy ENAC) de 2015 a 2019, convirtiéndose en la segunda mujer en ocupar el cargo, 25 años después de que lo hiciera Marcela Fernández Violante. Con más de 40 años de trabajo ininterrumpido, su labor como documentalista se dio a conocer nacional e internacionalmente con No les pedimos un viaje a la luna, sobre las costureras del sismo de 1985 en la CDMX, haciéndose acreedora al Ariel y otros reconocimientos dentro y fuera del país.

En los noventa realizó Nosotras también (1994), abordando la problemática de las mujeres seropositivas en México, en su mayoría amas de casa. En 1999 realizó En el país de no pasa nada, su primer largometraje de ficción, ganador de tres premios en el XV Festival Internacional de Cine de Guadalajara, que fue seleccionado en diversos festivales internacionales.

Expedientes (2011) trata acerca de mujeres presas por abortar; en ¿Más vale maña que fuerza? (2007), chicas futbolistas, boxeadoras y luchadoras cuentan cómo han roto con los estereotipos de género. Dedicó una obra a la poeta y activista feminista Alaíde Foppa (2014) por la libertad de expresión Voces silenciadas, libertad amenazada (2008). La serie de televisión Los habitantes de Ciudad Bolero es un homenaje a sus padres, que amaban este género, y a las grandes compositoras mexicanas que rompieron paradigmas, cómo María Greever, Consuelo Velázquez y María Elena Valdelamar.

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