Uno de los ingenieros que ha visto atravesar a la crema y nata de las orquestas, filarmónicas y las y los músicos nacionales e internacionales, al colaborar directamente en sus presentaciones, discos y sonorizaciones, es Humberto Terán, ingeniero de sonido.

Terán ha grabado 167 discos y es una persona imprescindible en el universo cultural del país. Empezó desde pequeño, según ha dicho en entrevista, a los cinco años, ayudando a su padre a montar tornamesas[1], o sea que es parte de una genealogía importante del mundo sonoro.

Ha grabado óperas, a divas del belle canto, a filarmónicas u orquestas, y su pasión es grabar discos. Conforme fueron desapareciendo los discos, Terán también estaba preparado, pues había aprendido a ensamblar, montar y sonorizar digitalmente.

Para Terán lo más relevante es “descifrar el rompecabezas” que le impone la música, el director, las y los intérpretes y el lugar. Armar las piezas sonoras con alta fidelidad es el desafío más relevante para Terán, quien agrega en la entrevista, “es un misterio que se va argumentando y rearmando la mezcla, el diseño sonoro. Hay que hablar con grandes personalidades, quienes sólo quieren que les resuelvas en consola cualquier problema”.

Un ingeniero como Terán sabe mucho de música, de trato de personas, de preparación de equipos y, desde luego, del mundo sonoro, de edición, grabación y física musical.

La retórica auditiva para Terán es su forma de vida. El peor enemigo de las orquestas, dice Terán, son las bocinas de 110 grados porque interfieren con la salida de muchos instrumentos. Él conoce los auditorios más importantes de música y de concierto del país y, según narra, conoce a la perfección tanto el Palacio de Bellas Artes como el Auditorio Nacional. Micrófonos y bocinas, agrega, son lo máximo, son nuestra pasión.


[1] https://www.facebook.com/waveroomlat/videos/740090182841530/

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