Productor, director, guionista de cine y tv, director de la Cineteca Nacional
76 años

Desde pequeño, Alejandro Pelayo se iba por su cuenta a ver las películas de moda. Con el tiempo, decidió estudiar Derecho en la UNAM, de donde no se pudo recibir en 1968 por la huelga, pero terminó en el 69. Mientras daba clases en el ITAM en 1971, hizo la maestría becado por la misma institución, al tiempo que tomaba clases de Letras y asistía a cine clubes.

De 1972 a 1977 estudió teatro con Dimitrio Sarrás, pero ya con el objetivo de concentrarse en el cine. A los 30 años, ya como director de la carrera de Administración del ITAM, inicia lo que él llama su ‘segunda vida’, cuando Pelayo decidió abandonar su carrera como abogado. Señala Alejandro que en un principio su padre, el otrora famoso Luis Manuel Pelayo (“Sube Pelayo sube”), no comprendió ese cambio radical, pero tuvo la suerte de poder celebrar con él los triunfos que le diera esta nueva carrera.

Pelayo estudió Cine en el CUEC de la UNAM y en la London Corson Printing durante dos años. De esta época comenta que la mejor formación fue la inmersión completa, es decir, ver dos películas diariamente.

Su carrera cinematográfica inició como asistente de dirección de Jaime Humberto Hermosillo, en “Las apariencias engañan” (1977), y con Sergio Olhovich en “El infierno de todos tan temido” (1979). El primer filme que escribió y dirigió fue “La víspera” (1982), y después “Días difíciles” (1987). Le siguieron “Morir en el Golfo” (1989), basada en la novela de Héctor Aguilar Camín, y “Miroslava” (1993), todas ganadoras de premios Ariel y Diosas de Plata.

De 1983 a 1985 empezó a trabajar en el programa de televisión “Los que hicieron nuestro cine”, para la Unidad de Televisión Educativa y Cultural Hoy el Once, y después retomó la misma serie para Canal 22 con el título “Los que hacen nuestro cine”. Produjo también la serie “De cine y literatura”.

De 1997 a 1999 fue director de la Cineteca Nacional, y después tomó la dirección del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), en donde creó la serie inédita “La memoria en el cine mexicano”.

Alejandro Pelayo fue nombrado Agregado Cultural en el Consulado General de México en Los Ángeles, Estados Unidos (2001-2013), y su presencia fue una influencia importante en los resultados del cine mexicano, el cual durante mucho tiempo se había quedado relegado.

A su regreso a México nuevamente dirigió la Cineteca, dónde comentó en entrevista para Milenio que: “Los dos primeros proyectos fueron básicamente terminar la obra en la Cineteca; es decir, había áreas que no estaban concluidas, como la galería, donde está la exposición de Luis Buñuel; la videoteca, algunas salas todavía no estaban con los proyectores más adecuados. Luego los dos siguientes fueron de consolidación, ver la forma de que creciera el público, y ya desde 2017 rebasamos el millón de espectadores, y ahora se ha consolidado con esta cifra. Yo diría que la gente ya siente que es un espacio donde hay una oferta cinematográfica muy amplia, que va desde películas comerciales de alta calidad, como la de Woody Allen o la de Scorsese, a películas de búsqueda, más experimentales, independientes; hay muchos documentales que solo se pueden ver aquí. Y hay mucho estreno de cine mexicano. Creo que somos el espacio que más cine mexicano exhibe”.

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