Es curioso que bailar jazz se conecta con la misión fundamental que acompañó a los orígenes de este género musical, y que fue el ritmo, digamos terapéutico, diseñado y compuesto por las personas afroamericanas para alegrar, desahogar y acompasar la tortuosa vida en esclavitud en Estados Unidos de Norteamérica, que duró dos siglos y medio (1614-1865).

La música y el ritmo del jazz se caracterizan por lo siguiente[1]:

…el uso de ritmos sincopados (interrumpidos, no en la forma tradicional o de la música clásica). Las melodías están en forma de escala heptáfona (siete notas) en modo mayor o menor, aunque varían también a escala pentáfona o pentatónica (cinco notas), y a estas se añade una serie de notas variadas que, en ocasiones, hacen llegar casi a la atonalidad. La armonía se incorpora más tarde, ya que el origen de la música negro-africana es de concepción melódica y no armónica, por lo que el jazz adopta solamente las armonías más simples, o sea, aquellas que mejor se acomodan a los tipos de melodía africana […] Uno de los elementos más importantes que otorga gran singularidad a este género musical es la improvisación. Debemos diferenciar entre la ‘’improvisación colectiva’, en la que cada instrumentista crea su parte sobre la marcha, inspirándose en el tema de la pieza con diferentes melodías, y la ‘improvisación individual’, donde cada miembro del grupo improvisa libremente y por turnos tocan ‘solos’, llamados breaks (rupturas)…

Toda esta teoría traducida al baile de jazz, representa una atractiva manera de mover el cuerpo cadenciosa y suavemente, con ritmo, sensualidad y de manera entretenida. Bailar jazz, dependiendo en dónde se tome la clase y quién sea la persona que le guíe, es algo muy saludable no solamente por la alegría que brindar hacer ejercicio físico bailando, sino porque acompasa muy bien las emociones del día.

Ahora bien, si usted no tiene un grupo, maestra o maestro, o alguien con quien bailar jazz, la solución más sencilla y accesible, además de recomendable, es que (haciendo gala de uno de los rasgos esenciales del jazz, la improvisación) ponga el jazz que más le agrade y comience a mover el cuerpo, sin forzarlo, conforme le plazca, con total independencia y según sienta la música. Verá qué liberadora experiencia. Una buena pieza para practicar esto es la Rapsodia en Azul del compositor George Gershwin[2], y si en un principio no aguanta bailarla toda, puede comenzar poco a poco.

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

Contactos:

Rocío Edith Velázquez Lovaco

Maestra de jazz y danza folclórica

Correo electrónico: rocio.lovaco@gmail.com


[1] https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-jazz-un-genero-musical-innovador-784387/html/

[2] https://www.youtube.com/watch?v=Iib7EECD78E

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