En el nombre de este baile y género rumbero, afrocaribeño, se encuentra la clave de su cadencia y ritmo, se trata del cha cha chá.

El cha cha chá es completamente habanero, de los años cincuenta, y reproduce el ritmo de los pies y del vaivén, siendo un estilo de “bailadores quienes hacían un escobilleo, marcando, a un lado y otro: un, dos; un, dos, tres”. Hay quienes consideran que el nombre de este género se deriva del sonido del güiro.

El compositor, músico y director de orquesta a quien se le atribuye la creación de este ritmo es el cubano Enrique Jorrín, y lo toca por primera vez la Orquesta América en los años cincuenta, al parecer porque los habaneros “no sabían mambear”, entonces ajustan el ritmo a cha cha chá.

Entre las canciones más famosas con este ritmo están: El bodeguero; Los marcianos; Me lo dijo Adela; Corazón de melón y Las clases del cha cha chá.

Se puede bailar en pareja, abrazados, separados o en cuadrillas, y este ritmo tropical se distingue por subrayar con todo el cuerpo un compás de cuatro cuartos, cuyo tercer tiempo tiene dos corcheas. 

Vistoso, elegante y no tan veloz –como pueden serlo el merengue, la cumbia, el rock and roll o el mambo–, el cha cha chá es muy socorrido entre las personas adultas mayores por ser ameno, ayudar a la socialización y ser una disciplina para ejercitarse de manera entretenida. De hecho, bailarlo es altísimamente recomendable.

Seguramente todas las personas, aún hoy en día y aunque sean más jóvenes, identifican un estribillo del cha cha chá conocido como El bodeguero, que dice: “toma chocolate, paga lo que debes…”, y a veces el sólo decirlo nos provoca ganas de bailar.

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