Hace unas semanas Don Luis Caffarelli, argentino de 74 años, fue el primer latinoamericano en recibir el Premio Abel, de manos del rey Harald V de Noruega, premio que se considera como el Nobel de Matemáticas, con el cual se reconocen las aportaciones de Caffarelli a las ecuaciones diferenciales.

Con esta noticia quiero invitarlos a reflexionar en la importancia de seguir trabajando y estudiando después de cumplir 60 años. Entrar a la vejez no significa renunciar a los sueños ni, como lo repetían los estereotipos del siglo pasado, sentarnos a mirar pasar la vida, o, peor aún, a esperar la muerte. Educarnos y tener un trabajo son dos derechos importantes que podemos ejercer y disfrutar. Cambiemos la manera en la que miramos la vejez, sobre todo nuestra vejez. Reconozcamos nuestro trabajo, nuestra historia, nuestras aportaciones, pues si nosotros no lo hacemos será más difícil que otros lo hagan. Muchos ganadores del Premio Nobel han recibido su reconocimiento justo en la vejez, y esto no hubiera sido posible si se hubieran derrotado al cumplir 60 años.

Las personas que mantienen activo su cerebro disminuyen las posibilidades de padecer algún tipo de demencia; quienes miran con optimismo, y además tienen proyectos para realizar en su vejez, viven más años y con mejor calidad de vida. Así que: ¡anímese a seguir siendo una persona activa! A seguir aprendiendo para vivir más y mejor.

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