¿Sabía usted que las personas mayores reímos de 15 a 100 veces al día, mientras que los niños lo hacen hasta 300 veces? ¿Sabía usted que la risa puede disminuir el dolor en algunas personas? ¿Sabía usted que reír disminuye el cortisol en nuestro cuerpo y, además, estimula nuestro sistema inmunológico?

Le hago estas preguntas, y me quedo con muchas más, porque el pasado jueves 2 de mayo se celebró el día mundial de la risa. La ciencia ha estudiado la risa, y ha obtenido datos muy atractivos. Le comparto un fragmento del libro de Eduardo Calixto, un clavado a tu cerebro: “reír dentro de un grupo de amigos es un código de aprobación, en la oficina disminuye la tensión, en la familia predispone a una mejor comunicación. Una secuencia de risas con la pareja puede ayudar a tener una mejor sesión de besos”.

También dicen que unas buenas carcajadas ponen a trabajar alrededor de 400 músculos, y que se liberan varios neurotransmisores; las endorfinas, que dan felicidad; la oxitocina, que crea vínculos; la serotonina y la dopamina, que mejoran nuestro estado de ánimo, sobre todo cuando enfrentamos ansiedad y depresión; catecolamina, que favorece el buen funcionamiento del cerebro. En conclusión: la risa es sanadora y contagiosa.

Ríase todo lo que pueda, sola o en compañía, ya sea viendo una película o una serie, o en cualquier otra actividad, ¡disfrute la vida! En otro de sus libros, Eduardo Calixto dice que un minuto de risa equivale a 10 minutos de ejercicio aeróbico y que hasta mejora la memoria.

Un día sin una sonrisa es un día perdido, dijo Charles Chaplin, y nosotras, las personas mayores, seguro que podemos encontrar, en nuestro día a día, muchos pretextos para reír y sonreír. La risa es una gran inversión en nuestra salud física y mental.

 

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