A principios de febrero del año pasado leí esta noticia: “Restaurante de Nueva York contrata abuelas de todo el mundo para el lugar de chef”. Independientemente del encabezado, que podemos cuestionar por sus términos edadistas, esta nota del portal 24 horas nos hace reflexionar sobre la inmensa gama de posibilidades en las que se puede reconocer la experiencia y brindar la oportunidad de empleo a las personas mayores. En este caso: a mujeres de todo el mundo, porque, al momento de emitir esta nota, el restaurante contaba con mujeres mayores de 30 países y un sinfín de recetas de todo el mundo.

Estas mujeres, y su experiencia culinaria, son llamadas “nonnas”, y son las responsables del atractivo menú rotativo que incluye recetas clásicas de todo el mundo, cocinadas por sus mejores representantes. Entonces: Enoteca María, de Staten Island, en Nueva York, prescinde de un solo chef y ofrece un verdadero menú internacional.

¿Cuántas mujeres podrían estar recibiendo un salario digno si se reconocieran sus talentos? No solo para cocinar, sino de todo lo que han hecho para mantener y educar a sus familias, con las actividades con las que contribuyeron a la economía del hogar. Lo mismo podría pasar con los hombres y sus habilidades. Las personas mayores tenemos historia: no nacimos ayer y, para garantizar una vida digna, nunca está de más ejercer nuestro derecho al trabajo remunerado.

 

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