La salud emocional no está entre las prioridades de muchas personas. “Mientras no me duela una muela, la rodilla, mientras no regrese la ciática o las migrañas, yo estoy bien”, dicen. y es que el dolor que produce la mala salud emocional se manifiesta de otras formas y de acuerdo a cada persona. Habrá quien enfrente tristeza profunda, mal humor, insomnio, irritabilidad. Que, además, se asocian y se consideran como estados normales de la vejez.

¡Pues no! el cuerpo habla porque las emociones también están presentes en él. Nosotras, las personas mayores, no tenemos que vivir la vejez con los modelos y los estereotipos del pasado, tenemos que ocuparnos de esos aspectos que, por mucho tiempo, tratamos de ocultar: nuestras emociones. ¿Trae algún duelo no resuelto, o alguna pérdida? ¿Siente ganas inexplicables de llorar, o con frecuencia se le hace un nudo en la garganta? ¿Ni usted mismo se aguanta con su mal humor? Entendamos que estas son manifestaciones de nuestro cuerpo y están vinculadas con nuestras emociones.

Existen algunas corrientes psicológicas que afirman que las emociones no resueltas, tarde o temprano, provocan malestares físicos que pueden dañar nuestra salud; otras en cambio, dicen que no es para tanto, sin embargo, todas las emociones que nos incomodan o nos causan un dolor que aparentemente no se ve, pero se siente, pueden atenderse a través de la terapia psicológica. Sí, ya sé que usted no le va a contar a “una persona desconocida su vida o sus pesares”; ya sé que piensa que “van a terapia solo las personas incapaces de resolver su vida”, pero no: las personas mayores interesadas en mejorar su calidad de vida piden ayuda y se esfuerzan por no amargar a quienes tienen a su alrededor. Piénselo…

Comments are closed.