Cuando se aprecia una obra en vivo y a todo color, desde una butaca, la sensación es mucho más viva y la percepción sensorial es más completa. Las y los actores están entrenados para hacernos sentir parte de la historia. El vestuario, la escenografía y la iluminación nos integran en la escena, y las y los directores de teatro saben que este tipo de arte involucra principalmente a las audiencias, quienes, aunque estén en una butaca en silencio, están viviendo la trama como si les ocurriera a ellas mismas. Eso es el teatro.

El teatro estimula especialmente nuestras conexiones neuronales y nuestra memoria. Y hay quienes opinan que, de hecho, “el teatro es básicamente memoria, un dispositivo que puede recolectar y crear recuerdos reales o imaginados. Trabaja con el tiempo y con nuestra historia. El teatro por sí solo no genera justicia, pero logra quizás algo mucho más potente: trae de vuelta e instala el relato del pasado en el presente, transformando lo que ya ha sido en una experiencia real y reveladora en la que cada uno puede reflexionar y mirarse”[1].

Una de las potencialidades transformadoras del teatro es –como ya lo decía Bertolt Brecht (dramaturgo y poeta alemán)– que reduce la distancia entre lo que ocurre fuera de nosotros y lo que atañe a nuestra persona. Si la historia que está siendo presentada en el escenario nos pertenece por algunos momentos, la vivimos de cerca y sin distancia, se vive una aventura distinta que, sin el teatro, no podríamos disfrutar.

Acudir al teatro no siempre implica grandes gastos ni esfuerzos: vale la pena revisar la cartelera y, por lo menos de vez en cuando, deleitarnos con alguna puesta en escena[2].

 

Contacto
Lourdes Pérez Gay
Productora y directora de teatro
Pág. web | La Titería de Marionetas de la esquina: latiteria.mx
Facebook: La Titería de Marionetas de la esquina
Instagram: latiteriacoyoacan

 

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[1] https://bit.ly/4cMnktq
[2] https://www.imss.gob.mx/personamayor/turismo-esparcimiento/cultura

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