La salud ósea es la que quizá solemos cuidar menos a lo largo de nuestra vida. Esto es un error puesto que los huesos nos dan un panorama clarísimo de cómo está nuestra salud en general. Entre los hábitos que afectan a los huesos están: “fumar; beber alcohol; tener antecedentes familiares de huesos con problemas; ser mujer (tienen mayor riesgo de osteoporosis); la edad; los rasgos fenotípicos; los niveles hormonales; la dieta que se lleve; la cantidad de medicamentos que se consuman”[1].
No obstante, para mantener los huesos sanos no se tiene que hacer un esfuerzo excesivo, basta incluir calcio –en las proporciones que una persona especialista en nutrición le recomiende–, vitamina D, tomar un poco de sol diariamente; hacer ejercicio físico, tener una dieta balanceada y no abusar de sustancias tóxicas.
La osteoporosis (porosidad en los huesos) es muy común en edades avanzadas a causa genética o por falta de una buena alimentación, y ocasiona que los huesos se rompan con facilidad. Para evitar este padecimiento, se deben de tener huesos sanos y cuidar la salud ósea desde que se es joven.
Los huesos no son algo duro y sin vida. Hay que saber que “todos los días nuestro cuerpo reemplaza las células viejas en el hueso y fabrica hueso nuevo en su lugar. A medida que envejecemos, los huesos se degradan más rápido de lo que los reponemos. Es normal que perdamos algo de hueso en la vejez. Pero si no tomamos medidas para mantener los huesos sanos, podemos perder demasiado y padecer osteoporosis”[2].
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.
[1] mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/adult-health/in-depth/bone-health/art-20045060
[2] https://www.bones.nih.gov/health-info/bone/espanol/salud-hueso/bone-health-for-life-espanol#:~:text=Consumir%20alimentos%20ricos%20en%20calcio,pueden%20debilitarse%20e%20incluso%20romperse.
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