Para ser más precisos y aunque nos parezca obvia su definición, la memoria es “la capacidad del cerebro para retener información y recuperarla voluntariamente […] es la que nos permite recordar hechos, ideas, sensaciones, relaciones entre conceptos y todo tipo de estímulos que ocurrieron en el pasado”[1].

Algunos hábitos no tan sanos pueden afectar directamente esa capacidad y, con frecuencia, ni siquiera los conocemos. Estos pueden ser, de acuerdo con el periódico español en línea, La Vanguardia: “una mala dieta, la falta o el exceso de sueño, fumar, no hacer ejercicio, estar deprimido o constantemente ansioso, tener un déficit de Vitamina B12 o problemas de la tiroides y consumir algunos medicamentos”[2].

La producción de ciertas hormonas, generalmente las que están asociadas a situaciones estresantes, también puede favorecer (o desfavorecer si ya no se está produciendo suficiente cantidad de éstas) una memoria saludable. Algunos ejemplo son la adrenalina, vasopresina y hormonas del eje HHC, (que es el eje hipotalámico hipofisario corticoadrenal)[3].

Los siete consejos de la Clínica Mayo para conservar una memoria eficiente y saludable, son: mantenerse activo mentalmente; socializar con regularidad; realizar actividad física diariamente; ser organizado; dormir bien; tener una alimentación sana (libres de grasas, sales, azúcares, drogas y alcohol) y mantener controladas las afecciones crónicas[4].

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.


[1] https://www.cognifit.com/es/memoria

[2] https://www.lavanguardia.com/vivo/20181030/452659727794/7-cosas-afectar-memoria.htm 

[3] http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=826

[4] https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/healthy-aging/in-depth/memory-loss/art-20046518

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