Bienvenidas y bienvenidos a esta entrada de blog de la sección “Mejorando mi salud” de tu programa Aprender a Envejecer”!

En entradas previas hemos hablado de obesidad, sobrepeso, dislipidemia (elevación de colesterol y triglicéridos) y el motivo por el cual es tan importante controlarlas, ya que nos pueden llevar a desarrollar diabetes mellitus, hipertensión, insuficiencia renal, entre otras enfermedades. Antes del desarrollo de cualquiera de ellas, existe un síndrome muy importante que debemos observar: el Síndrome de Resistencia a la Insulina. 

Síndrome de Resistencia a la Insulina

Como en cualquier amenaza a la que estamos expuestos, nuestro cuerpo intentará defendernos. En el caso de la resistencia a la insulina, nuestras células B que se encuentran en el páncreas empiezan a trabajar de manera acelerada y, por un largo periodo de tiempo, hipersecretan insulina con diversas finalidades. Una de las principales de estas funciones es mantener la glucosa en niveles normales.

A este periodo de hipersecreción le llamamos RESISTENCIA A LA INSULINA.  Resulta difícil de detectar desde el punto de vista clínico esta enfermedad, precisamente porque el nivel de glucosa permanece dentro del rango normal.

A la resistencia a la insulina se le ha llamado también PREDIABETES. Sin embargo, este término no es ampliamente aceptado ya que PREDIABETES se refiere a niveles de glucosa más altos de lo normal, pero no lo suficiente para ser considerado Diabetes Mellitus Tipo 2.

Cuando este largo periodo de resistencia a la insulina continúa, sin que le pongas atención a la transformación del estilo de vida y a reducir los factores de riesgo agregados, las células B se cansan de hiperfuncionar y disminuye la secreción de insulina. Éste es el denominado fracaso pancreático, donde se empieza a diagnosticar Diabetes Mellitus Tipo 2. 

Existen múltiples explicaciones del motivo por el cual se desarrolla la resistencia a la insulina. En esta entrada vamos a enfocarnos en la obesidad como factor de riesgo grave para desarrollarla. 

La obesidad cómo factor de riesgo

El tejido adiposo es un conjunto de células llamadas adipocitos que almacenan “grasa”. 

A pesar de que a veces menospreciamos el tejido adiposo, éste tiene importantes funciones benéficas en nuestro cuerpo. Entre algunas de estas últimas se encuentran proteger órganos internos de la temperatura (frío-calor), amortiguador de golpes, aislante de órganos internos, almacena energía en forma de grasa y, de acuerdo con investigaciones, también podrían ser útiles en medicina regenerativa. 

¿Cuánto tejido adiposo deberíamos de tener? El tejido adiposo en hombres debería de representar del 15% al 20% del peso, y de 20 a 25% en la mujer. Si nuestro tejido adiposo constituye más del 50% de nuestro peso, en cualquiera de los dos casos, ¡estamos ante un problema! 

En hombres y mujeres, el tejido adiposo se distribuye de manera diferente. En hombres, la zona en la que se suele acumular la grasa es el abdomen. En el caso de las mujeres, la grasa no se centraliza, sino que “jala parejo”, Esto quiere decir que se concentra principalmente en cuello, cintura, cadera, glúteos y muslos.

Este depósito anormal de grasa, más el aumento de citocinas proinflamatorias (a favor de la inflación), son responsables del desarrollo de resistencia a la insulina. 

Si además de sobrepeso y obesidad presentas cansancio, acné, alteraciones menstruales (mujeres), o vello exagerado en región facial (mujeres), es importante que hagamos un diagnóstico con tu médico.

Por lo general, ante esta situación, los médicos solicitamos estudios para valorar el funcionamiento hepático, renal y a grandes rasgos el metabolismo. En estos estudios incluimos también glucosa e insulina basal, y hacemos un cálculo llamado HOMA HIR, además de las características clínicas, para poder darte un manejo integral. 

Además del manejo farmacológico que nos podría dar nuestro médico, al que debemos de tener apego estricto, les dejo las siguientes recomendaciones: 

  • Tenemos 4 enemigos (azúcar y harinas refinadas, sal y alimentos fritos). Estos no nos ayudan a combatir la obesidad y la resistencia a la insulina.
  • Es necesario hacer ejercicio regular tres a cinco veces por semana, con duración de 20 a 30 minutos diarios y de preferencia de tipo aeróbico. El ejercicio debes iniciarlo de intensidad leve e ir incrementando de manera gradual, de acuerdo a cómo te sientas. Cada día estarás listo para más, pero recuerda que es poco a poco. 
  • Si tienes más de 40 años, debes de tener una valoración cardiovascular antes de iniciar a hacer ejercicio para saber que todo esta en orden y no exponer tu salud. 
  • De manera personal, dadas las propiedades de la canela con jengibre, les recomiendo hacer una infusión para activar el metabolismo. 
  • Existe suplementación alimenticia que podrá ayudarte a mejorar considerablemente. Pregunta a tu médico cuál es la mejor opción para ti. 

Queremos oírte. ¡Haznos saber qué piensas en la sección de comentarios!

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