Nuestro sistema digestivo se encarga de procesar y extraer todos los nutrientes de aquellos productos que consumimos a diario. Y para este propósito, el intestino está habitado por decenas y decenas de microorganismos que conforman una comunidad específica que casi siempre se autoequilibra.
Cuando sufrimos una enfermedad o hay algún evento por el cual tomamos medicinas que modifican ese equilibrio en la comunidad, afectamos esa microbiota, con las consabidas consecuencias que se deben de restaurar.
Es común que para sanar la microbiota se recomiende tomar prebióticos, probióticos, simbióticos y hasta trasplantes sofisticados.
La microbiota intestinal está definida como[1]:
… También conocida como flora intestinal, microflora o flora humana, la microbiota es el conjunto de microorganismos vivos o bacterias que se encuentran en el intestino o tubo digestivo del organismo humano. Estas bacterias intestinales son muy benéficas para el desarrollo del sistema inmune, así como para la conducta humana y el estado de ánimo. La microbiota se adquiere desde el momento en que nacemos y se mantiene estable hasta los 3 años. A partir de ese momento, se pueden producir modificaciones en la flora intestinal a causa de los cambios dietéticos a lo largo del tiempo…
Algunos factores que pueden afectar la microbiota, además de la ingesta de medicinas severas con la microbiota, son: una mala dieta, el estrés y, desde luego, las infecciones intestinales.
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.
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