En el centro de prácticamente todas las recomendaciones especializadas, psicopedagógicas y geriátricas, para las personas adultas mayores, está el socializar, el convivir, el conocer y experimentar nuevas cosas y nuevos temas y el poder conversar y procesar con alguien lo que ha ocurrido y ocurre en la vida. Esto, evidentemente, no puede hacerse en una situación de soledad.

Asimismo, las personas adultas mayores que requieren, por lo general, un poco (o  mucho) más atención y necesidades específicas puesto que pueden haber perdido algo de agilidad, salud, movilidad, capacidades intelectuales, etcétera, pues necesitan de apoyo, compañía, cuidados, ayuda. Esto tampoco puede obtenerse en soledad.

La soledad entonces, como puede verse, no solamente es un estado natural y lamentable en el que caen o pueden caer muchas personas adultas mayores, sino que es un contrasentido para la calidad de vida de este grupo etario.

A finales del año pasado, la Organización Mundial de la Salud declaró que el problema de la soledad está cobrando niveles alarmantes y no es solamente local, sino que se ha vuelto un patrón global:

“…La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la soledad como un ‘problema de salud pública mundial’, ante la generalización del aislamiento social y “el dolor social de no sentirse conectado”…”

Existen líneas telefónicas de ayuda, gratuitas, para evitar la sensación de soledad y hay muchas posibilidades para evitar estados de aislamiento aprovechando las nuevas tecnologías, las videollamadas, los foros en vivo en distintas plataformas. Así como puede reconsiderarse no dejar a las personas adultas mayores en este tipo de situación, por diversas razones incluida su salud.

De acuerdo con la agencia de las Naciones Unidas, una de cada cuatro personas mayores experimenta aislamiento social y estas tasas son igual de altas en todas las regiones del mundo. Entre los adolescentes, la cifra se ubica entre el 5% y el 15%.

 

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

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