Fomentar la resiliencia en las personas adultas mayores, en lo individual y en lo colectivo, es de suma importancia para las sociedades contemporáneas, que cada vez tienen una población adulta mayor más nutrida. Los beneficios de estimular conductas resilientes se pueden comprender mejor en la medida que sepamos el significado del concepto resiliencia y también de las virtudes que poseen las personas con esta cualidad.

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, resiliencia es[1]:

“Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. La muerte de un ser querido pone a prueba nuestra resiliencia.
Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que ha estado sometido. El acero es un material de gran resiliencia.”

Entre los atributos y hábitos que corresponden a un temperamento resiliente, dicen los sitios especializados, están: “[…] ser conscientes de sus potenciales y de sus limitaciones; ser creativos; confían en sus capacidades; asumen las dificultades como retos para aprender; practican conciencia plena; se rodean de personas con actitud positiva; son flexibles ante los cambios; afrontan la adversidad con humor y buscan la ayuda de los demás o apoyo social (o psicológico cuando saben que lo necesitan)”[2].

Psicológicamente hablando, las y los psicólogos y psiquiatras están convencidos de que las personas resilientes adultas mayores pueden tener una mejor “adaptación y flexibilidad en esta nueva etapa del ciclo vital; los resilientes poseen conductas vitales positivas y habilidades cognitivas que las despliegan frente a las situaciones adversas para poder enfrentarlas y superarlas”[3].

Fomentar la resiliencia entonces es una manera de impulsar a nuestra población adulta mayor a tener mejor ánimo, mejor salud, mayor calidad de vida y una actitud más igualitaria socialmente hablando. Hacerlo puede ser de manera grupal, individual, a través de acciones concretas (como bailar, platicar, aprender algo nuevo, mantener el ánimo), o bien, con ayuda terapéutica especializada.

 

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

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[1] https://www.rae.es/diccionario-estudiante/resiliencia
[2] https://bit.ly/4dxf6X6
[3] https://bit.ly/4dvQRs7

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