El amor, los lazos afectivos, colaboran de manera importante en nuestra salud. El vínculo entre estas emociones y la salud no es algo mágico o incomprobable, sino que responde al sentido común elemental fisiológico, científico, que viene asociado al sentirse bien.
Las personas que se sienten bien generan hormonas, neurotransmisores y químicos en su cuerpo que estimulan el buen funcionamiento, por ejemplo, del corazón y del cerebro.
Los estudios han comprobado lo anterior y, especialmente, la Fundación Española del Corazón (FEC) promueve esta teoría, dirigida a evitar cardiopatías. La explicación que da para sostener el lazo positivo entre amor y salud del corazón es que, justamente “los vínculos afectivos que tenemos con nuestra pareja, amigos y familiares mejoran la presión arterial, lo que ayuda a reducir los niveles de ansiedad, estrés y depresión, conocidos como ‘factores psicológicos del riesgo’”,[1]
Además, la propia fuente cita otro estudio de la Federación Mundial del Corazón que asegura que “el entorno afectivo ayuda a mejorar la respuesta ante tratamientos de enfermedades como el cáncer, la diabetes y las cardiopatías”[2].
Los fundamentos médicos para aseverar lo anterior se basan en la producción de hormonas en el cerebro, “como la oxitocina, la dopamina o la adrenalina, que protegen el sistema cardiovascular”[3].
Esos neurotransmisores activan al cerebro de forma positiva, según se ha publicado en la revista Neuroendocrinology Letters de 2005, porque “el amor podría tener un papel en el control del sistema nervioso autónomo, es decir, en el control del estrés[4]”.
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.
[1] https://fundaciondelcorazon.com/prensa/notas-de-prensa/2372-el-amor-beneficia-seriamente-la-salud.html
[2] Ibid.
[3] Ídem.
[4] https://mejorconsalud.as.com/que-tan-beneficioso-es-el-amor-para-la-salud/
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