Una de las patologías más comunes en la vida cotidiana, aunque menos atendida, que se vive en contextos de crisis, es el trastorno de ansiedad.
Quienes estudian médica y científicamente el tema, aseguran que la ansiedad es una hermana de la depresión y que debe de atenderse a tiempo, antes de que resulte en ataques de pánico u otros problemas psicológicos de importancia.
De acuerdo con la Clínica Mayo, algunos ejemplos derivados del trastorno de ansiedad, son: “el trastorno de ansiedad generalizada; trastorno de ansiedad social (fobia social), así como fobias específicas y trastorno de ansiedad por separación”. Se puede tener más de uno y a veces la propia ansiedad es resultado de otro padecimiento[1].
Entre los síntomas a tomar en cuenta para atender un posible trastorno de ansiedad están, de acuerdo con la misma fuente[2]:
- Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
- Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe.
- Aumento del ritmo cardíaco.
- Respiración acelerada (hiperventilación).
- Sudoración.
- Temblores.
- Sensación de debilidad o cansancio.
- Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.
- Problemas para conciliar el sueño.
- Padecer problemas gastrointestinales (GI).
- Dificultades para controlar las preocupaciones.
- Tener la necesidad de evitar situaciones que generan ansiedad.
Es muy factible que los trastornos de ansiedad puedan curarse y mitigarse si se detectan a tiempo. Lo más recomendable es acudir con especialistas en caso de sentir que las preocupaciones o la ansiedad están interfiriendo con el desempeño normal de la vida cotidiana.
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.
[1] https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/anxiety/symptoms-causes/syc-20350961
[2] Ibid.
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