La Organización Mundial de la Salud ha subrayado a lo largo de los últimos años que la depresión no es un trastorno fuera de lo común, sino que se estima que por lo menos el cinco por ciento de las personas adultas en el mundo la padecen. De esa población, una parte importante afecta a las personas adultas mayores porque han perdido autonomía, salud, formas de ser autosustentables, amistades, familia y, en general, suelen verse afectadas por todas las pérdidas que han reunido a lo largo de los años[1].

Cuando se habla de un abordaje total o un enfoque integral para combatir la depresión, significa que no solamente se promueve la desaparición de los síntomas, sino que se trabaja constantemente en “un sentido renovado de esperanza, conexión y propósito en nuestras vidas. Es hora de ver la depresión como una oportunidad para el crecimiento personal y la transformación, y abordarla desde todos los ángulos para lograr una verdadera sanación integral”.

Los niveles para este abordaje integral son los siguientes, de acuerdo con la misma fuente:

  • Cuidado del cuerpo y la salud del organismo (lo que implica buena nutrición, ejercicio, meditación o mantenimiento de la paz y la tranquilidad).
  • Atención psicológica profesional (acorde con cada persona y su forma y estilos de vida y personalidad).
  • Respaldo del tejido o apoyo social y familiar fuertes, en donde se halle comprensión y empatía y búsquedas espirituales, de acuerdo con la ideología de cada persona[2].

 

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

 

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[1] https://bit.ly/3yo0ytR
[2] Idem.

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