Quizá los grandes orígenes de la tan socorrida automedicación que vemos en casi todas las sociedades modernas, son los siguientes: 1. El auge de la industria farmacéutica de productos “en el mostrador”, que pueden adquirirse sin receta y basta con que tengan leyendas semejantes a “consumir este producto es responsabilidad de quien lo consume y quien lo recomienda”; 2. La cantidad de información que circula en plataformas digitales y medios tradicionales de comunicación, ofrecida por no profesionales de la salud; 3. Falta de opciones rápidas, baratas, accesibles e inteligibles a toda la población, para hacer consultas con personas profesionales de la salud sobre toda la diversidad de temas y, finalmente: 4. Poca cultura en medicina, biología y el funcionamiento de nuestro organismo.
Ahora bien, lo malo es que los riesgos de la automedicación son muy serios y se han propagado porque nadie se autorregula al recomendar productos o al ingerir productos recomendados por alguien más. Aquí una lista mínima de riesgos :
• Intoxicaciones.
• Náuseas.
• Diarrea.
• Gastritis.
• Falta de efectividad.
• Dependencia.
• Adicción.
• Interacción con otros medicamentos.
Quizá la premisa más importante para evitar caer en la automedicación es tener en cuenta que cada organismo tiene una complejidad infinita y única que debe de valorarse ante algún especialista, quien además tome en consideración su perfil, su caso, su historia clínica y sus circunstancias. No todo aplica para todas las personas, y cuando se cae en una situación de automedicación, los riesgos son muy altos.

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

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