Una de las definiciones del dolor es “una experiencia sensorial y emocional desagradable que se asocia a una lesión real o potencial de los tejidos”[1].

Sentir dolor es natural y ocurre desde que nacemos; la intensidad, periodicidad y motivos del dolor, en cambio, son algo circunstancial, coyuntural y que, de volverse una sensación crónica, no manejada adecuadamente, puede afectar e impactar de manera muy profunda el estado psicológico y mental de quien lo sufre.

El dolor crónico debe de poderse concientizar, estudiar y manejar por parte del paciente; sobre todo cuando se trata de personas adultas mayores que padecen diferentes problemas de salud, y no es deseable que desencadenen un estado depresivo que se sume al cuadro.

De acuerdo con el centro de investigación español, Área Humana, Investigación, Innovación y Experiencia Psicológica, es muy recomendable reconocer la experiencia psicológica del dolor[2]:

La experiencia de dolor es el resultado final de dos factores subjetivos simultáneos: la capacidad sensible del individuo para percibir desagradablemente una alteración tisular dañina y su capacidad para soportarla.

En este punto intervienen tres componentes característicos de la experiencia dolorosa:

Un componente sensorial: recoge las cualidades estrictamente neuro sensitivas del dolor.

Un componente cognitivo-evaluador: se refiere al significado que le da la persona a lo que está ocurriendo y a lo que le puede ocurrir –es una especie de valoración consciente–.

Un componente subjetivo-afectivo-emocional: en el que confluyen el miedo, el temor, la angustia, la ansiedad, etc., y que influye esencialmente en el umbral del dolor.

A veces (es muy común) no estamos tan conscientes de que vivimos con dolor crónico, así que vale la pena preguntarnos y preguntarles a las personas adultas mayores a nuestro alrededor, si algo está doliendo todos los días hasta el punto de haberlo normalizado, pero que desearíamos que dejara de doler. Si la respuesta es que sí, hay que abordar el problema, también, desde una perspectiva psicológica para reenfocar cómo estamos lidiando con esto.

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

Contacto:

Arturo Bermúdez Jiménez

Algólogo paliativista

Teléfono: 55 5405 6431


[1] https://www.areahumana.es/psicologia-del-dolor/

[2] Ibid.

Comments are closed.