Tener acceso a la salud digna es un derecho humano. Con frecuencia el personal de salud se ve rebasado por la gran demanda de pacientes y la insuficiencia de recursos en todos los sentidos (médicos, farmacéuticos, de equipo, de hospitales, de laboratorios, de personal en general, de información y capacitación). Sin embargo, no por eso un paciente puede ser mal atendido, ya sea deliberadamente, por flojera o porque alguien no se quiere hacer cargo, tomar la responsabilidad formal del devenir de tal o cual caso. Es cuando se actúa de esta manera que se le llama “negligencia médica”, y “la negligencia médica es un error o falta, nunca un hecho deliberado”.

Cuando se considere que se ha cometido una negligencia médica es importante acudir a las autoridades hospitalarias e incluso a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED). En estos casos se debe de explicar ante la CONAMED el deseo de “presentar una queja por la prestación de los servicios de salud ya sean públicos, privados o sociales, y resolver dichas quejas médicas a través de la conciliación o el arbitraje en donde se evitan el pleito, los careos y acudir a los juzgados”.

Por otra parte, también se debe de tomar en consideración que el personal médico es humano y susceptible de cometer errores, y que existe un fenómeno de negación ante el duelo que, cuando se está inmerso en la tragedia difícilmente se puede deslindar la parte emocional de la racional, y se suelen hacer señalamientos que no están totalmente desprovistos de una distorsión cognitiva. Vale la pena rebotar el caso que se trate con algún asesor o asesora psicológica para, en todo momento, tomar la decisión adecuada sobre demandar o no, y tratar de saber si se incurrió en negligencia médica.

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