La única manera de defender nuestros derechos humanos es cuando los conocemos. “Toda persona tiene derecho a una vida digna y sin violencia”, lo anterior significa que los tratos crueles y degradantes vulneran los derechos humanos y estamos en posibilidad de demandar, denunciar, rebelarnos.

La cero tolerancia a este tipo de tratos significa una vida digna, un envejecimiento digno, y hay que procurarla para todas y todos. Quizá algunos elementos del violentómetro del Instituto Politécnico Nacional puedan darnos pautas para detectar cuándo estamos siendo tratados violentamente, con crueldad o de manera degradante. Para empezar, debemos tener acceso a comida sana; a un lugar limpio en donde vivir; una manera tranquila y en paz de estar; apoyo y auxilio cuando se requiere; palabras amables, o por lo menos ninguna grosería ni maltrato o desesperación por nuestra condición de personas adultas mayores. Se trata de tener cero tolerancia hacia la violencia, o sea no permitir:[1]

“Inequidad en espacios laborales; que se refieran hacia nosotros como objetos o propiedad de alguien; burlas y sobrenombres; culpar o chantajear; mentir, engañar o difamar; discriminación; malos tratos en atención de usuarios; actitud despótica y prepotente; abuso de confianza o autoridad; exhibir errores en público; críticas constantes; congelamiento o restricción de oportunidades; negar derechos laborales; ocultar, falsificar o sustraer información; exhibir contenido sexista o pornográfico; exigir uso de faldas y escotes; piropos o comentarios ofensivos; pedir besos y abrazos; manoseo y tocamientos; gritar, insultar, humillar o hacer propuestas sexuales directas o sutiles; intimidar; robar; despedir injustificadamente; reñir, jalonear, empujar; amenazar de muerte; golpear; atemorizar con objetos o armas; forzar una relación sexual.”

 

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[1] https://www.ipn.mx/genero/materiales/violentometro.html

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