En México hay una importante cantidad de personas dedicadas, con bastante éxito y rigor profesional, al paracaidismo. Una de las más exitosas e interesantes historias del paracaidismo la narra la queretana Tony Osornio, quien ha escrito sobre su vida, sus experiencias y sus aventuras.
De hecho, Tony también se ha dedicado a dar terapia de pareja y familiar a partir de sus aprendizajes frente a las caídas –exitosas y no– a miles de metros del suelo, con su disciplina de paracaidismo.
En su propia página de internet, comenta: “nací en San Juan del Río, Querétaro, me casé y tuve dos hijos: Mariela y Paco; me enlisté en el ejército para poder saltar en paracaídas. Mi pasión”[1].
Ella sufrió un accidente que le ayudó a construir y reconstruir sus proyectos de vida, profesionales y personales.
Cuenta parte de su experiencia[2]:
…Estuve muerta en vida durante tres años; días interminables. Tumbada en mi cama del Hospital Militar, donde conocí el infierno en vida.
Un día también por accidente se cruzaron en mi camino dos terapeutas, Martha Díaz Bolio y Marcela Musi. Nos contactamos de tal forma como nadie lo había hecho y ellas fueron quienes me ayudaron a salir adelante por mí misma…
Impulsora de una Fundación para apoyar a todas las personas que, como ella, tuviesen una discapacidad motriz, Tony Osornio es parte de la sociedad constructora de sororidades en este país[3]:
“Uno de los objetivos de la Fundación es apoyar a personas con cuadriplejia, paraplejia y hemiplejia, para que de este modo puedan comenzar un proceso de desarrollo interno, el cual beneficia también físicamente (como en mi caso).”
La fundación FHADI puede rastrearse en este sitio, así como la resiliencia de Tony Osornio: http://www.tonyosornio.com/historia.html.
[1] http://www.tonyosornio.com/historia.html
[2] Ibid.
[3] Idem.
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