Con más de 50 años de trayectoria como actor, el también fundador de Cabaretito, franquicia de sitios LGBT de la Zona Rosa en la CDMX, nació en Oaxaca en 1951. Sus padres fueron maestros y sus hermanos también se dedicaron a la misma profesión. Desde muy pequeño empezó a mostrar un gran amor por la lectura: “Cambié los juegos por los libros”, señala en entrevista para El Financiero.
Tito quería estudiar teatro pero sus padres no lo apoyaron, por lo que se fue de casa a perseguir su pasión, negándose rotundamente a seguir la carrera de maestro como lo hicieran todos sus hermanos.
En 1965 se subió al escenario por primera vez: “Aquí se definió mi futuro. Me encontré con Azucena Rodríguez, que era maestra de literatura española y actriz. Ella me invitó a subirme por primera vez al escenario en un festival de fin de curso: fui Chanfaya en El retablo de las maravillas. Cambió todo para mí.” En 1972 empezaría a dedicarse al teatro profesionalmente pero hubo momentos y coyunturas claves en la carrera que lo llevaron a interesarse por lo que hoy en día es su pasión: el género del Cabaret.
En 1977, mientras ensayaba la obra “Los Tres Centavos”, participó de la separación de un importante movimiento para los actores: la escisión de la ANDA y la fundación del SAI. Otro evento que lo marcaría fue el espectáculo experimental que hablaba sobre la historia de la Conquista de México, llevado al Ex-Convento de Acolman por Juan Ibáñez y un grupo de actores universitarios. La particularidad de ese muy exitoso espectáculo tuvo que ver con el manejo del concepto del género del “Cabaret”, el cual sumaba al espectáculo la presencia de comida, bebida y en el cual el público era parte de ese ambiente distendido.
En esos momentos Julio Castillo hacia también el Teatro de Revista en “El Blanquita” recuperando el trabajo realizado tiempo atrás por un grupo de periodistas en La Revista Mexicana, cuyo objetivo era informar a la población de los sucesos de la nación. Era este un teatro más de corte didáctico y crítico para aquellos que no tenían los medios para leer e informarse.
Otra influencia importante para Vasconcelos fue el trabajo vanguardista de Jorodowsky, quien sacaría al teatro de su ámbito tradicional. La importancia de la función social del teatro abrió para Vasconcelos un nuevo camino que él ha recorrido a través del género del Cabaret: “Un crisol donde cabe de todo”, señala Vasconcelos, “un teatro de emergencia donde hay que decir lo que se tiene que decir al momento. Recordarle a la gente que hay cosas y cuestiones que no pueden dejar pasar en un ambiente relajado donde todo puede pasar.”
Tito descubrió la vida nocturna y la Zona Rosa en CDMX, y eligió esa zona como su territorio. Ahí conoció al músico y director escénico José Antonio Alcaraz, de quien se haría asistente y amigo. En 1976 interpretó a Sarah Bernhardt, lo que implicó que se travistiera por primera vez en teatro. Señala Tito que “fue la segunda vez que me dije: sí, esto es lo que quiero”. En ese año incursionaría por primera vez en el Teatro de Cabaret. En 1979 integró el Grupo Lambda de Liberación Homosexual, en la primera Marcha del Orgullo Homosexual en la Ciudad de México, ahora Marcha del Orgullo CDMX.
Hoy Tito, quien ha vivido la transformación de la Zona Rosa, mantiene ahí varios espacios para el divertimento. Arriesgándose y en su faceta de empresario, abrió en primera instancia el “Cabaretito” hace años, el cual tardó en poder despegar, enfrentándose a clausuras y obstáculos por parte del gobierno para poder operar.
Tito Vasconcelos, quien por su trayectoria, talento, pasión y vocación por el teatro fue merecedor de la Medalla Xavier Villaurrutia en el año 2017, ha participado como actor en radio, cine y televisión. Ha sido director escénico, productor y maestro de varias generaciones de actores.
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