Recién galardonado con el Ariel de Oro, el ingeniero en sonido o sonidista David Baksht es un personaje fundamental para el paisaje aural del cine mexicano e internacional.
Especialista como pocos en el arte del paisaje sonoro que acompaña la narrativa visual, Baksht, aseguró en entrevista con la plataforma Zócalo en octubre pasado que[1]:
“Las imágenes mentales que te produce el sonido son muchísimas […] El sonido te cambia […] Con el sonido puedes producir otras imágenes auditivas que abren imágenes mentales y eso es fantástico, puedes inventar todo lo que se te ocurra y se te antoja. Entras al cine y te pones creativo, no es sólo grabar sonido sino usarlo.”
Baksht estudió electrónica y música, y comenzó sus aventuras en el cine por los años 70 con la película de Alejandro Jodorowksy, El Topo, cuya música se grababa en los Estudios Churubusco[2].
Entre otras películas, participó en Lola; Katy, la oruga; Principio y fin; El callejón de los milagros; The Librarian: Quest for the Spear; Santitos, y El abuelo Cheno y otras historias.
De acuerdo con la página de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.[3]:
“Baksht se caracteriza por ser un investigador innato cuya curiosidad lo llevó a conocer y aplicar todos los recursos de grabación sonora conocidos en su época, desde el formato monoaural, el sistema Dolby Stereo, el formato digital, el sonido magnético y el sonido óptico. También es un escrupuloso conocedor de micrófonos, que garantizaron la calidad de su trabajo.”
Tiene más de cinco décadas de trayectoria y, octogenario, ha legado también para el paisaje sonoro a un hijo talentoso, Jaime Baksht.
[1] https://www.zocalo.com.mx/david-baksht-sonora-trayectoria/
[2] Ibid.
[3] https://www.amacc.org.mx/wp-content/uploads/2022/09/David-Baksht_Semblanza.pdf
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