Ejercicios que nos ayudan a mejorar el balance corporal
Seguramente todas y todos hemos experimentado la pérdida de equilibrio corporal en algún momento. De hecho, así comenzamos a enfrentarnos al mundo desde niñas y niños, con desbalance e incertidumbres, con caídas y tratando de mantener nuestros cuerpos de bebé sin que se cayeran hasta lograr pararnos de manera independiente y caminar. Pues bien, el balance corporal es muy importante y es recomendable que nunca lo perdamos, especialmente porque las caídas en personas adultas mayores pueden ser difíciles de superar y muy desgastantes.
Ejercitar el balance corporal y el equilibrio del cuerpo puede ser algo divertido y no complicado. Por ejemplo, así como a algunas personas les hacen una prueba para ver si han bebido demasiado alcohol, nosotros podemos intentar, como juego, caminar sobre una línea recta en el suelo sin salirnos dé esta. También podemos intentar levantar un pie primero y después otro sin perder el balance. Estos ejercicios ayudan a mantener también el equilibrio de nuestros hemisferios cerebrales.
Otros ejercicios muy simples pueden ser –haciéndolos siempre con mucho cuidado y de preferencia acompañados– sentarnos en una pelota especial para hacer ejercicio y no perder el equilibrio, o bien, simular sobre el suelo que somos equilibristas como los que trabajan en los circos desde las alturas, colocando una cinta o listón largos enfrente de nosotros, cerrando nuestros ojos y caminando con un pie adelante de otro sin salirnos de la ruta, haciendo el balance necesario con los puros brazos extendidos a los lados[1].
También podemos caminar con gran conciencia, lentamente, sintiendo todo el peso bien distribuido sobre las plantas de los pies y por ende en cada pierna, la espalda lo más derecha posible y la coronilla hacia el cielo. Si podemos colocar un objeto pequeñito en nuestra coronilla y caminar erguidas o erguidos como se entrena para caminar en modelaje de ropa, aún mejor.
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien
APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre
recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite
automedicarse.
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