Más personas de las que pensamos padecen hernia de disco, o hernia discal. Este problema en la columna se define médicamente así[1]:
“Una hernia de disco hace referencia a un problema con uno de los amortiguadores cartilaginosos (discos) que se encuentran entre los huesos (vértebras) que se apilan para formar la espina dorsal.
Un disco espinal tiene un centro (núcleo) suave y gelatinoso encapsulado en un exterior (anillo) más duro y gomoso. Algunas veces llamada disco deslizado o disco roto, una hernia de disco ocurre cuando parte del núcleo se empuja hacia afuera a través de un desgarro en el anillo.
Una hernia de disco, que puede ocurrir en cualquier parte de la espina dorsal, ocurre con mayor frecuencia en la región lumbar. Según la ubicación de la hernia de disco, puede provocar dolor, entumecimiento o debilidad en un brazo o una pierna.
Muchas personas no tienen síntomas de una hernia de disco. En el caso de las personas que presentan síntomas, éstos tienden a mejorar con el tiempo. Por lo general, la cirugía no es necesaria para aliviar el problema.”
La magnífica noticia es que la hernia discal es uno de los dolores que más podemos superar con éxito si hacemos ejercicios para prevenirlas. Cada paciente debe de consultar con su fisioterapeuta o rehabilitador físico profesional lo que más le conviene, pero, por lo general, se recomienda nadar, hacer gatillos, yoga, caminar, hacer bicicleta y, de acuerdo con su médico deportivo especializado, abrir o hacer espacio para que la hernia discal no apriete los nervios. Todo esto claro, cuando no se requiera cirugía, o después de una.
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.
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[1] https://bitly.ws/37aTd
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