Desde que nació el cine se convirtió en una fábrica de sueños, en el séptimo arte, el cual ha tenido diferentes funciones, pero hoy nos interesa como un medio para comunicar la nueva imagen de las personas adultas mayores. Sara García, Prudencia Grifel, Joaquín Pardavé o Don Fernando Soler, dejaron en el cine mexicano imágenes y personalidades de viejos y viejas de su época: los treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado.
Sin embargo, hoy tenemos otras presencias, otras necesidades. Hombres y mujeres viejos que vivimos más necesitamos un cambio de paradigma. Estamos llegando a los cien años, entonces ¿tenemos un solo y único amor en la vida? ¿Cuántas vidas podremos tener si vivimos 100 años? Muchas de las nuevas producciones cinematográficas hablan de volvernos a enamorar en la adultez mayor, de la vida sexual, de los dilemas ante la eutanasia y el suicidio asistido, de la necesidad de una cultura de los cuidados. Allí están Elsa y Fred, Amor, Salir del clóset, La balada del Narayama, y más recientemente 100 días con la tata o Con el diablo entre la piernas.
Los nuevos argumentos cinematográficos ya no nos presentan como seres olvidados, llenos de dolor y sufrimiento, sino como personas con futuro y esperanza, con el reto de vivir más años con calidad de vida, sin conocer la receta. Las personas mayores estamos inspirando documentales, series, y, lo más importante, es que recuerde que usted, sí, usted: es la estrella de su propia película.
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