Es frecuente que, además de los factores internos que lleven a una persona a ser violenta o agresiva, estas conductas se expresen ante lo que resulta diferente, lo no comprendido, lo prejuzgado, lo estereotipado como no adecuado, lo que incomoda.
En la medida en que las personas que sientan las emociones descritas, tengan recursos intelectuales, lecturas, formación, educación, comprensión, empatía o afectos, para poder manejar en primera instancia esas sensaciones subjetivas, la posibilidad de reaccionar violenta o agresivamente no ocurrirá.
Las personas pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQ+, por cuestiones históricas, culturales, sociales, no han podido explayarse con toda la libertad deseable hasta la actualidad. Esto provoca que muchas veces se perciban al margen, y su actuar contraste con la norma de la mayoría heteronormada, es decir, que solamente acepta la identidad genérica de hombres o mujeres y su actuar estereotipado culturalmente.
Es por lo anterior que muchas personas se sienten amenazadas ante lo otro, el otro, la otra que no se comprende y, por tanto, actúan lamentablemente con violencia frente a este grupo, lo cual está absolutamente condenado en el país y va en contra de todo derecho humano.
Para aumentar la comprensión y la sana convivencia social –que es lo que está en el centro de todo el respeto a los derechos humanos– es muy recomendable aprender, escuchar, normalizar, entender que todas las personas, todas, son esto: personas, antes que los rasgos por los cuales puedan diferenciarse. Entender, aceptar y actuar sobre la base de que todos somos iguales funciona muy bien para respetar los derechos humanos de la o el prójimo, respetar su vida, sus preferencias y sus decisiones.
Es imperativo poner un alto total y un freno contundente a la violencia[1] de género en este país y en el mundo entero.
[1] https://www.psicoadapta.es/blog/ira-agresividad-por-que-me-comporto-de-forma-agresiva/
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