Es muy común que una persona vaya caminando por la calle o en la casa, y de repente pise mal, se le tuerza el pie y se lastime de inmediato. Cuando eso ocurre puede tratarse de un esguince o una torcedura de tobillo.
Lo que sucede en estos casos es que en el tobillo se estiraron o desgarraron unas “bandas resistentes de tejido (ligamentos) que ayudan a mantener los huesos del tobillo unidos”[1].
De acuerdo con la misma fuente, la Clínica Mayo, “los ligamentos ayudan a estabilizar las articulaciones evitando el movimiento excesivo. El esguince de tobillo se produce cuando se fuerzan los ligamentos más allá de su amplitud normal de movimiento. La mayoría de los esguinces de tobillo suponen lesiones a los ligamentos en el lado externo del tobillo”.
A veces solamente con descanso, analgésicos y reposo, estos esguinces desaparecen; sin embargo, “es posible que se requiera una evaluación médica para revelar la magnitud del esguince de tobillo y para determinar el tratamiento adecuado”[2].
Si bien no es totalmente evitable prevenir los esguinces, sí es recomendable fijarse bien por dónde se camina; utilizar calzado “protector durante actividades físicas que ejerzan una tensión sobre el tobillo u otras articulaciones[3]; utilizar calzado que se ajuste al pie de forma correcta; evitar usar tacones altos; hacer estiramientos y calentamientos antes de realizar ejercicio; no practicar deportes o actividades para las cuales no se ha entrenado, o iniciar muy despacio y bajo la tutela de alguna guía profesional”.
NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse
[1] https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/sprained-ankle/symptoms-causes/syc-20353225
[2] Ídem.
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