El cafecito
Discriminar a las personas por su edad, se llama edadismo; y por ser viejas, se llama viejismo. Son palabras que ahora se escuchan con más frecuencia porque hay una campaña internacional para evitar el maltrato, la discriminación y la percepción negativa sobre ser viejo o vieja.
El envejecimiento es parte de la vida, pero justo por la percepción negativa se han creado una serie de estereotipos y falsas creencias que nos distorsionan y devalúan a las personas mayores. Y nos sentimos mal, y afecta nuestra autoestima y nuestra salud emocional. Por ello, en este espacio poco a poco vamos desmontando algunos mitos, vamos desarticulando falsas creencias.
Decirnos seniles, achacosos, vejetes, rancios o decrépitos, son ofensas que nos afectan, nos hacen sentir mal. El rechazo, el desprecio, el aislamiento y la devaluación de nuestras opiniones se convierten en actos francamente violentos. El Instituto Nacional de Geriatría nos decía en una infografía que el edadismo se refiere a cómo pensamos, y eso se refleja en los estereotipos; cómo sentimos y ahí aparecen los prejuicios; y finalmente cómo actuamos y, entonces, personificamos la discriminación. Y el motivo directo es la edad, los años vividos.
Nos va a tomar un largo tiempo generar una cultura de respeto a las personas mayores; nos vamos a tardar en hacer entender a la sociedad que tenemos derechos y los vamos a ejercer; pero lo bueno es que ya empezamos el maratón, dando el primer paso.
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