El cafecito
Estos días de encierro protector, de encierro limitante, de encierro que no pudimos elegir, ha alterado la salud mental de la población. Usted no es la única persona que se siente deprimida, o que por primera vez experimentó un ataque de ansiedad. Nuestra salud mental se ha visto afectada y lo vamos manifestando de diferentes maneras: hay quien tiene insomnio, a otras personas les ha incrementad; el mal humor, a otras ya no les gusta la comida de casa; y quienes más enfrentan estas alteraciones son las mujeres, incluidas las adultas mayores. Varias investigaciones hablan de que sufrimos más depresión y ataques de ansiedad.
Es importante señalar que la tristeza permanente no es normal en la persona mayor, y dormir mal, tampoco. Si bien tenemos más recursos para adaptarnos al encierro, también enfrentamos soledad, falta de comunicación con las personas que queremos, carencia de contacto físico –que es muy necesario–, no conversamos o no nos quieren escuchar. La pandemia del coronavirus nos hizo visibles, pero no como esperábamos. Muchas personas se preguntan hoy por qué se aplican las vacunas a los viejos y viejas si ya no tenemos futuro. Se ha visto llegar a vacunarse a un buen sector de la población en condiciones lamentables. Y vernos así, nos deprime. Y sufrir maltrato o abandono en casa, nos deprime. Y perder la esperanza, me causa ansiedad.
Identificar los sentimientos que nos incomodan, es un gran paso; pedir ayuda cuando éstos nos hacen poco grata la existencia, es todavía mejor. Las personas mayores tenemos derecho a la salud mental y a ser asistidos para lograrlo. La buena salud mental es parte de nuestra salud integral.
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