Jugar tenis es una actividad muy completa. A veces se piensa que las personas adultas mayores no pueden jugar tenis porque implica mucho juego de piernas, es decir, correr bastante a lo largo y ancho de la cancha. Sin embargo, muchos torneos y campeonatos están exclusivamente hechos para personas adultas mayores. De hecho existen campeonatos mundiales de parejas y mixtos, de 75 y mayores.
El movimiento de hombros que se realiza al jugar tenis, nos fortalece toda la zona de pecho y espalda, no solamente cuando servimos (esto es, cuando comienza un punto y ocurre el saque, que es la puesta en marcha de la bola para que se juegue cada punto), sino en cada golpe, ya sea de fondo o cercano a la red y, desde luego, durante los remates.
Fortalecer los hombros implica “que sus brazos sean capaces de coger y soportar más peso, aguantar cargas durante más tiempo y mejorar la apariencia física”[1].
Con el tenis, además: “se ejercitan los músculos de las piernas, la espalda, los hombros, los brazos y los abdominales, es decir, grandes grupos musculares. El tenis puede necesitar altas capacidades físicas, como velocidad, fuerza, resistencia aeróbica, potencia o agilidad. Es un deporte de carácter intermitente que permite desarrollar las cualidades de resistencia, al mismo tiempo que busca la calidad muscular.”
En el tenis, de hecho, se suele señalar la trayectoria del golpe con el hombro opuesto –de hacia dónde vamos a dirigir la bola– cuando se guarda una postura o figura correcta. Además, cuando se tira revés a dos manos, el ejercicio de hombros es doble.
Ejercitar los hombros ayuda también a mejorar la postura y a prevenir lesiones. Por lo general, quien tiene hombros fuertes muestra un mejor rendimiento deportivo.
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Javier “Gato” Ordaz
Jugador profesional y entrenador de Tenis
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[1] https://bit.ly/3YJzIal
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