Lavar bien los dientes por afuera y por adentro, hasta atrás, sin lastimar las encías, incluyendo la lengua y extrayendo toda partícula de comida, es la práctica idónea para conservar la dentadura sana, pero muy difícil de lograr si no se tiene disciplina, paciencia y la técnica adecuada para el lavado.

Antes del siglo XXI, la forma de lavar los dientes era diferente de como ahora enseñan periodoncistas y dentistas: diente por diente, desde la encía hasta arriba y procurando ir de un lado al otro y después de adentro hacia afuera, cepillando suave pero firmemente por lo menos diez veces cada pieza.

Una de las ventajas de hacer un lavado a fondo y bueno es que no se acumula tanto sarro y, por ende, no se comienzan a perder piezas ni encía. En caso de que las encías sangren se requiere urgentemente ir al dentista o al periodoncista para que, además de que nos brinde un diagnóstico, nos enseñe una higiene bucal adecuada.

Si fuésemos anualmente al dentista prácticamente no habría problemas dentales mayores, sin una fácil solución. Sin embargo, comúnmente vamos al dentista hasta que algo nos molesta muchísimo en la boca y hay gran dolor, lo cual indica que puede ser un poco tarde para evitar una intervención más grande.

En este sitio podemos revisar algunas prácticas saludables para la higiene bucal: http://www.imss.gob.mx/salud-en-linea/infografias/infografia-saludbucal-cepillado.

NOTA IMPORTANTE: Recuerde que, si bien APRENDER A ENVEJECER aporta información de fuentes confiables, siempre recomendamos que consulte primero a su médica o médico de cabecera, y que evite automedicarse.

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